Buscar en este blog

jueves, 9 de mayo de 2013





LOS MUROS


"Ahí está la pared /Que separa tu vida y la mía/ Esa maldita pared/Que no deja que nos acerquemos /esa maldita pared/ Yo la voy a romper cualquier día/ Ya lo verás mi querer/Tú volverás ese día",  canta Roberto Ledesma en el bolero que lleva por título-sin duda- "La pared". 


Los muros han sido  en la historia humana sinónimos de protección y aislamiento.Filipo,  personaje de  El celoso extremeño, -novela de Miguel Cervantes Saavedra- viejo y rico, se enamora de Leonora, joven hermosa y humilde, se casa con ella  y la encierra en lo más alto del castillo  para evitar los cuernos. Como el deseo y la juventud son mas poderosos, sucede lo inevitable. Los Estados Unidos han construido una muralla de cientos de kilómetros a lo largo de la frontera con México para evitar el ingreso de ilegales.Los barrios de estratos altos se aíslan con barreras y rejas que los salvaguardan del contacto con los vecinos pobres.



Existen, además, los muros interiores, los que edificamos en nuestro cerebro. Aquí la variedad semeja la selva prodigiosa, llena de misterios, abundante en especies de todos los pelambres. Esa mamá preocupada  que le ordena  a su niño que "no se junte" con aquel otro, el joven que no acepta a los  negros  o a  los gays, el fanático religioso que descabeza estatuas de santos y vírgenes porque son figuras blasfemas.

  Cuarteles, seminarios, conventos, escuelas, fábricas, internados, cárceles, todos a una, son la manifestación de las murallas en las que se incuban nuestras pulsiones mas frenéticas. Los muros enmarcan  el paisaje recóndito de las jerarquías, de  los silencios. El secuestrado es separado del mundo exterior en lugares bochornosos, infames. Guantánamo se erige como símbolo de la ausencia de derechos humanos elementales. Abbu Ghraib nos enseña que la crueldad y la perversión no tienen límites. Siberia, esa vasta extensión de Rusia, fue en época del socialismo, prisión  de destierro de los enemigos del régimen.


Otras veces las paredes son el refugio de almas solitarias, cuevas en donde se alojan vidas que escapan del barullo de las convenciones. Los amantes se refugian en la intimidad de una habitación y por un momento descubren la eternidad . Buda huye de su palacio y se refugia debajo de un frondoso árbol. Los anacoretas renuncian al mundanal ruido y eligen la soledad, el silencio.


A veces, cuando tengo la oportunidad de subir a un piso elevado de un racacielos, me dejo llevar por la magia de las alturas y contemplo, a través de los ventanales, el mundo de abajo, y extiendo mi visión por la mancha de ladrillo y cemento que se extiende  a lo lejos. Colmenas diversas abarrotan el espacio y ahi, centenares, miles, millones  de personas viviendo  sus vidas, intentando encontrarle sentido a la existencia. 



El ser humano ha hecho de la construcción un ejercicio de planeación y creatividad. Los urbanistas diseñan -para gustos y necesidades distintas- viviendas, avenidas, parques, zonas comerciales e industriales que responden a los retos de las megaciudades. Planear y construir infraestructura-redes, acueductos, vías- demanda toda la tecnología y el dinero juntos. Imaginar modelos de desarrollo urbano parece oficio de demiurgos


Todo para ofrecerle al ser humano un espacio cerrado en el que se vive, se duerme, se ama, se trabaja, donde  se maquinan toda clase de fechorías, sortilegios, en el que se urden los sueños que dan sentido a la realidad. Decir humano es decir casa, decir humano es decir albergue. Y allí nace y echa raíces la idea de lo privado como escenario  en el que nos despojamos de la máscara.

Ingenuos en nuestras seguridades, creemos que los muros nos protegen del asedio exterior. Como ligera neblina que penetra todos los rincones, los cantos de las sirenas nos seducen, rompen las cadenas, derriban las paredes.Las voces  de los aves interrumpen la meditación. Y de adentro brotan aquellas corrientes de agua subterránea que provienen de la duda primigenia, la de los orígenes.




No hay comentarios:

Publicar un comentario