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miércoles, 29 de mayo de 2013






 UNA FORMA DE VIDA

 Andrea, el personaje voluptuoso de La Gran Comilona, es una mujer rica en carnes, sensual y curiosa. Su cuerpo rollizo posee una sensualidad sin límites. Encerrados en una mansión, cuatro hombres  se reúnen a comer y fornicar con prostitutas como una forma de suicidio. Ella se queda allí, curiosa por saber el desenlace del encuentro. La actriz encarna un tipo de belleza desterrado del celuloide por la presencia avasallante de actrices muy delgadas-tipo Angelina Jolie-.



La gordura ha sido vehículo de significantes variados: expresión de buena salud, modelo de belleza y sensualidad, manifestación de pésima salud, antítesis de belleza contemporánea. Y ¿Qué tal la obesidad como una forma evidente de protesta contra la guerra de Irak? en la novela de Amelie Nothomb, Una Forma de Vida, Melville Maple, soldado destinado al frente de Irak, quien establece correspondencia con la autora y personaje a la vez del relato,  asume su gordura como una manera de repudiar la guerra.

Entre las numerosas cartas  que recibe la escritora una  llama su atención:

 Querida Amelie Nothomb:
Soy soldado de segunda clase del ejército norteamericano, mi nombre es Melvin Maple, pero puede llamarme Mel. Llevo mas de seis meses destinado en Bagdad, desde el principio de esta jodida guerra. Le escribo porque estoy sufriendo como un perro. Necesito un poco de comprensión  y sé que usted me comprenderá.
Respóndame. Espero que me escriba pronto.
Melvin Maple
Bagdad, 18/12/2008


A partir de ese momento se inicia un intercambio epistolar en el que Mel confiesa que desde su permanencia en Irak ha engordado 100 kilos.Y esa masa corporal adquiere vida y  nombre: Sherezade: "Siento que es ella la que le escribe esta carta, y yo no puedo detenerla...Mi obesidad me horroriza, pero quiero a Sherezada. De noche, cuando el peso oprime mi pecho, pienso que no soy yo sino una hermosa mujer tumbada sobre mi cuerpo.Cuando me meto de lleno en esa ficción, escucho su voz dulce y femenina susurrándome cosas al oído".


Amelie se va adentrando en el mundo tan particular de Melvin al punto de desear sus cartas, de extrañarlas: "Ya ve, Melvin,usted tiene razón: su obesidad es su obra. Está usted en la onda de la modernidad artística". Y si la gordura es su obra de arte, quién  mejor que un agente artístico para  convertir  esta forma   en un acto de representación, en un performance. 


La trama  se va complicando, y la simulación, el engaño y la complejidad de vivir nos conducen por caminos soprendentes. Un asunto que parece una prueba de sinceridad, se convierte en impostura. Melvin no ha estado en Irak, su hermano ha sido su cómplice. El final lo dejo para quienes deseen lanzarse a la aventura de vibrar al tenor de lo que significa el cuerpo como arquitectura existencial, la escritura como acto de verdad  y simulación y la narrativa como arte de contar desde facetas personales la tragedia de la guerra.



Amelie Nothomb









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