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sábado, 22 de mayo de 2021

 



VIAJEROS INCESANTES

Observo  el movimiento ininterrumpido  de personas en cafés, restaurantes, pastelerías, centros comerciales, librerías, entre otros,  ahora que ha disminuido el porcentaje de ocupación de las UCI en Bogotá. Es como la desbandada de reses  liberadas por fin del  corral. Entre el temor y el afán de retomar las actividades usuales,  el miedo al contagio se ha diluido y el optimismo supera el peligro que entrañan los encuentros en lugares cerrados.

Nos cuenta Juliana González Rivera en su exquisito libro "La Invención del Viaje", que "el francés Michael Certeau definió el espacio como un cruce de movilidades". Y Juliana anota que " la vida es lo que sucede mientras nos movemos". Ibn 'Arabí, "sabio árabe del siglo XII escribe en "El esplendor de los frutos del viaje: El origen de la existencia es el movimiento. En ella no puede haber inmovilidad pues regresaría a su origen, que es la ausencia".



Así pues que sin movimiento no hay vida. Esto explica la reacción de las personas cuando un acontecimiento extraordinario como la pandemia global nos limita al espacio del hogar. Desprendidos de las rutinas y rituales de oficinas, centros educativos, fábricas, comercios, cines, estadios, nos sentimos prisioneros en nuestras casas y anhelamos el retorno al paraíso perdido. 

Los humanos no somos los únicos viajeros. Los virus se pasean por todos los confines del mundo y dejan su impronta en la que nos recuerdan una verdad tantas veces escamoteada: la especie humana es una mas entre tantas y la expansión y el daño ambiental estimulan la invasión de bacterias, gérmenes, virus y no sé que tantos mas bichos, seguros en su deambular incesante por el planeta. Ahora resulta que la globalización no es un invento exclusivo de los humanos y podemos dar por seguro que no existe poder humano capaz de doblegar el accionar de otras especies, muchas de ellas diminutas en su tamaño y poderosas en su impacto en la especie humana.


No sé qué efectos tendrá la pandemia en nuestras vidas. Habrá, imagino, cambios en todos los órdenes, muchas actividades estarán condenadas a desaparecer, otras se fortalecerán, aparecerán nuevas y como siempre, el inevitable movimiento ratificará lo que dicen los versos de Jorge Manrique:

Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en el  mar/ que es el morir.


sábado, 15 de mayo de 2021






LOS SENTIDOS Y EL APRENDIZAJE

"Lo esencial es invisible a los ojos", dice El Principito. Una interpretación nos conduce a la idea de que además de la vista, requerimos de otras herramientas para descifrar lo que subyace en el fondo de las cosas. Otra interpretación nos llevaría a la idea de que la esencia va mas allá de lo visible, que lo que vemos y sentimos depende de factores vinculados con la espiritualidad. Una especie de visión platónica en la que el mundo de las ideas lo determina todo.

Pequeño Alegre explorando la Naturaleza con lupa foto de altanaka ...

Helen Keller, la gran poeta y ensayista norteamericana, quien quedó ciega y sorda antes de cumplir dos años de vida dice: "La agudeza de nuestra visión no depende de cuánto podemos ver, sino de cuánto podemos sentir". La mano comunica múltiples mensajes por la conexión entre el gesto y las emociones. El oído capta el sonido y las sensaciones estimulan el cerebro. Gustar un alimento es despertar las memorias de la infancia, los vínculos entre el sabor y el afecto. Nuestra nariz interpreta los códigos viajeros del aire para ofrecernos un cuadro lleno de colores y formas nuevas.

Grupo de Amigos explorando la Naturaleza foto de Wavebreakmedia en ...

¿Es posible educar los sentidos, enriquecerlos? Claro que sí, recordando que hay diversos  tipos de aprendizaje: el formal, aquel que se asume como función de la escuela, el trabajo;  el ocasional, o dicho de otra forma, el que sucede sin nuestra colaboración consciente y que aparece cuando menos lo esperamos. Serendipia es el término para referirse al descubrimiento que se produce de forma casual; para ello, se requiere una disposición interna, una suerte de radar conectado a los sentidos y al pensamiento.


Uno de los aportes invaluables de Humboldt consistió en mostrar a través de sus observaciones y experimentos la conexión entre todos los seres vivos y no vivos, las secretas relaciones invisibles a los ojos, los desequilibrios resultantes de priorizar una especie sobre las demás. "El universo en un grano de arena", como lo plantea el budismo."El conocimiento es amor, es luz y es visión", escribió Keller.


La lección del principito y los bienes públicos | elcato.org

En la infancia, cuando la mente del niño está abierta y siempre dispuesta a absorber la riqueza del mundo que lo rodea, siempre habrá una voz y un corazón  amigos dispuestos a abrir la ventana de la imaginación, a propiciar con una palabra, un gesto, un silencio, el detonante para avivar el cerebro esponja, el que se nutre de la vida.


poemas de helen keller

Todos los días, en incontables rincones del mundo, una maestra, un maestro disponen el corazón y el cerebro para despertar la sensibilidad, la emoción  y las ganas de aprender de sus estudiantes.





sábado, 8 de mayo de 2021



 LOS LAZOS DÉBILES

 Allá, por las décadas de los años 60 y 70, la tiendas ostentaban el honor  de ser  segundos hogares, lugares de obligatoria visita,  espacios de encuentro e intercambio de información sobre nuestros vecinos y amigos, suerte de costurero donde se ventilaban las historias trágicas, románticas, picantes de los habitantes del barrio o de la cuadra mientras se realizaban las compras de víveres, espacios donde realizábamos los aprendizajes vitales de sabores y olores , amistades y amores, odios y devociones. Los tenderos eran confidentes, depositarios de secretos arrojados al viento, notarios de las dichas y desdichas de la gente, consejeros gratuitos y vendedores al fiado. Hoy, las tiendas sufren la arremetida de nuevas propuestas comerciales y desaparecen del paisaje de pueblos, veredas y ciudades.


Mark S. Gronever ha hablado de los lazos débiles:

Para Gronever, nuestra red de lazos débiles son las relaciones difusas-el universo de esa categoría que solemos denominar "conocidos"- de nuestra vida: la señora que atiende la fonda donde comemos, el mesero que nos sirve el café por la tarde,  la chica de la recepción o el señor que hace aseo en las áreas comunes.  También son esas personas a las que no conocemos propiamente, pero hemos visto en algunos conciertos, paseando con sus perros por la colonia  o haciendo la compra en el mercado. Son personas que no consideramos  de nuestro "círculo cercano", pero con las que somos básicamente amigables. Ese círculo "externo" es vital para nuestra salud social y también nos hemos visto privados de él (Cynthia Ramírez, Letras Libres,  Los lugares que perdimos. Los años de "gloria").

Al igual que las personas, "en esta pandemia hay una pérdida adicional de la que no hemos hablado tanto (o solo hablamos de ella desde el punto de vista económico), y es la de los lugares que sentíamos como nuestros, que eran nuestro refugio, nuestro punto de salvación- y no lo digo por el mousse de chocolate, el vino y el café expresso que sirven-" (Cynthia Ramírez..). 

La existencia humana abreva en espacios invisibles, reconocidos cuando se pierden. El deambular cotidiano traza los mapas e imprime los trazos de la vida social de manera inconsciente. Cada persona realiza los recorridos que le brindan solaz, alegría, confianza,  miedo o  extrañeza. Cada encuentro perfila los moldes de las identidades, cada esquina, cada local, cada casa afianza la seguridad y nos genera lazos afectivos, perceptibles cuando nos alejamos, cuando alguien marcha a otro lugar. "Como dice Gastón Bachelard, todo espacio realmente habitado lleva la esencia de la noción de hogar" (Cynthia Ramírez).


Anhelo, como muchos,  el momento en que pueda volver a sentarme con mis amigos en los lugares habituales, volver a dialogar sobre las cosas terrenales que tanto me gustan, disfrutar una copa de licor en medio del jolgorio que significa volver a sentirnos parte de un rebaño indomable y vibrar frente al movimiento de gentes.

(Las imágenes forman parte de la producción pictórica de Alejandro Obregón).