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sábado, 26 de agosto de 2017




LA CONCIENCIA DEL MOMENTO PRESENTE


Los seres humanos sentimos admiración por las costumbres de grupos humanos distintos del nuestro. Por ejemplo, la capacidad infinita del pueblo estadounidense para  asimilar los cambios socio económicos y culturales que allí se suceden a velocidades alucinantes, la sabiduría de las culturas negras e indìgenas del Pacìfico colombiano para armonizar sus vidas en sana convivencia con el entorno. Steve John Powell publicó en BBC NEWS  un artículo, "La habilidad japonesa copiada por el mundo", en el que describe aspectos muy propios de la sociedad japonesa. Por ser Japón  una cultura por la cual he sentido especial fervor, voy a compartir con mis lectores algunos de sus planteamientos.


El gesto simple de tomar una taza de té, adquiere dimensiones especiales en Japón. La ceremonia del té "celebra el hecho de que este momento con esta persona en este lugar nunca volverá a suceder". Así, el ritual expresa  lo irrepetible de los actos humanos.


El haiku, la forma poética mas breve del mundo, capta la singularidad de un instante, la percepción de un fenómeno, la iluminación. En 17 sílabas y acudiendo a imàgenes de la naturaleza y de las estaciones, Mokkoku escribió:
De la red recièn izada/ gotas de luna.


Una celebración especial: cuando florecen los cerezos, hay fiesta. Las familias, los amigos acuden a los parques, a los bosques, a las avenidas a presenciar la maravilla de la floración de los cerezos, cuyo sentido alude a lo efímero de la vida. Bellos, los cerezos mueren pronto, por lo que hay que disfrutar ese momento, único e irrepetible: "lo transitorio forma el sentido de la belleza de los japoneses, dijo el predicador y diseñador de jardines zen,  Shunmyo Masuno".


La transitoriedad se celebra de muchas maneras en Japón, tales como la observaciòn lunar. " Tú no puedes dejar de admirar un país que reserva una noche especial en septiembre para contemplar la luna llena. O que celebra espléndidos festivales para agradecer a objetos inanimados el trabajo realizado, incluyendo todo, desde viejos cuchillos de cocina hasta agujas de coser usadas".

El "shisa kanko es un ejercicio de prevenciòn de errores que los empleados de ferrocarril han venido practicando por mas de 100 años. Los conductores señalan las cosas que necesitan revisar y luego las nombran en voz alta mientras realizan la actividad, un diálogo con ellos mismos para asegurarse de que nada se pase por alto". De esta manera, ellos logran, de acuerdo con un estudio reciente, 0.38% de errores por cada 100 acciones, en vez del 2.38% cuando no se realiza el shisa shanko".


La conciencia del momento presente ha formado parte esencial de la vida de los japoneses. "Incontables aplicaciones prácticas gobiernan todos los aspectos de la cotidianidad, todos diseñados para ayudarte a "estar en el ahora". En el colegio, los días comienzan y terminan con una breve ceremonia, en la que se intercambian  saludos y se anuncian los eventos del día. Antes de cada clase, profesores y estudiantes se ponen de pie, se inclinan  y se dan las gracias. Y antes de empezar las clases, se les pide a los alumnos cerrar sus ojos para enfocar la atención".


Cuando alguien en Japón dice Otsukaresama, que significa"estás cansado",  está agradecièndole a alguien  por la labor realizada. Y es usual observar en fábricas y oficinas a los trabajadores realizando estiramientos antes de empezar su labor. Estas prácticas buscan centrar el interès en  todo aquello a lo que nunca dedicamos nuestra atención: "Ellas te ayudan a a mantenerte conciente de de lo que estás haciendo durante el día, mejor que andar saltando de una hora a la otra en autopiloto, esperando solo  el momento de irse a casa". No sobra decir que la atención plena forma parte de la tradición budista zen.


La riqueza y variedad de las culturas nos aportan elementos valiosos para aprender a vivir con plenitud, a fortalecer la resistencia ante las dificultades inevitables, a apreciar la vida desde el asombro y el deslumbramiento, a valorar  la naturaleza y la belleza de experiencias colectivas motivadas por la solidaridad y no por el consumo.

sábado, 19 de agosto de 2017







DISTANCIAS EMOCIONALES-DISTANCIAS GEOGRÁFICAS

(El título lo tomé de Séptimo Arte, columna de Juan Carlos González en El Tiempo)

Se viaja siempre con diversos propósitos: como una búsqueda interior o por el afán de visitar nuevos lugares, desplazarse a sitios en busca de mejores  condiciones de vida o escapar de la rutina y los miedos. La vida como tránsito, el eterno peregrinar por lugares en donde procuramos echar raíces, asentarnos y adaptarnos a los ritmos y los tiempos de culturas nuevas. La vida se parece así a un mapa con los puntos de llegada y salida, las líneas que trazan los recorridos, las convenciones de montañas y valles, desiertos, selvas y ciudades, los colores del amor y el desamor, los logros y los fracasos.


En el discurrir por los lugares, fijamos las coordenadas afectivas, las carreteras emotivas, el tapete de los recuerdos y anhelos.  Vislumbramos entonces la imagen de esa jovencita, vecina y amiga de juegos que una tarde nos descubrió el sabor tentador de un beso.


A medida que avanzan los años, recomponemos nuestro inventario afectivo. Unos permanecen; otros, desaparecen. Las distancias afectivas se estiran y encogen por las circunstancias imprevisibles del tiempo. Sus medidas distan de parecerse a las distancias geográficas y nos complacemos con la cercanía de alguien que vive muy lejos. La memoria reclama para algunos el sitial mas cercano de nuestros afectos. Para otros, la imagen borrosa.


Tarde en la noche la mujer rememora con intensidad aquella ocasión en que por primera vez se desnudó para aquel que un día decidió marcharse sin decir adiós.   


De noche cuando me acuesto
no puedo cerrar la puerta
prque dejándola abierta
me imagino que volvés.
(Adriana Varela)