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viernes, 23 de septiembre de 2011



CON EL GALLINAZO AL HOMBRO: VERDE

Yo recuerdo el discurso de los profesores en la escuela y en el colegio acerca de las riquezas de Colombia, del simbolismo que encierra la bandera nacional- el oro, los mares y la sangre de los patriotas-, de los incontables recursos con que cuenta nuestro país y de las enormes posiblidades de convertirnos en una potencia de primer orden gracias a las materias primas. Al lado de esta proclama patriótica, ha hecho carrera otra, menos vistosa, que señala que nuestro país es tan rico que ha resistido el saqueo y la expoliación a lo largo de nuestra historia.

En la conversación de todos los días, un relato inevitable es el de las historias de traquetos, mafiosos, pistoleros, guerrilleros, paracos y toda la gama de bandidos que conforman la galería de personajes célebres de Colombia. No existe un solo rincón de la geografía nacional sin su "héroe" en versión torcida, y cada región se caracteriza por el aporte de su riqueza natural en la conformación de imperios al margen de la ley-digo, es un decir-.

Por allá por los años 70, Colcultura publicó un libro con los mejores artículos del suplemento dominical de un periódico caleño, El Pueblo, llamado Estravagario. Creo que fue allí donde leí una crónica sobre el enfrentamiento de Efraín González con el ejército de Colombia. La narración palpitante, agarra al lector yle muestra un momento de la vida de un personaje legendario, capaz de enfrentarse a más de 300 soldados, parapetado en una casa de un barrio bogotano. Hace poco visité a mi amigo Pedro Hernández, quien me habló de un libro de crónicas titulado VERDE, LA HISTORIA SECRETA DE LA GUERRA ENTRE LOS ESMERALDEROS, de Pedro Claver Hernández. Recordé entonces que era Claver quien había escrito la historia de Efraín González. Le pedí prestado el libro y procedí a leerlo.

Fueron tres horas de lectura ininterrumpidas que me permitieron conocer una historia de violencia y codicia sostenida, interrumpida por periodos breves de tregua. Desde los años cincuenta, la región se vio invadida por planteros, hombres acaudalados que mantenían a un ejército de guaqueros que exploraban el territorio en busca de esmeraldas:

Pese a la codicia que despiertan las esmeraldas, en la zona minera del occidente de Boyacá se vive, hacia 1960, en relativa calma. No del todo en paz. De vez en cuando hay muertos y heridos en grescas callejeras y enfrentamientos personales...No existe la violencia política, ni el bandolerismo retaliador, como entre sus vecinos, los habitantes de la provincia de Vélez, en el suroccidente de Santander. Dos hombres aterrorizan esa martirizada provincia santandereana: Efraín González, bandido conservador, y Carlos Bernal, liberal".

El descubrimiento de las minas de Peñas Blancas va a transformar la vida de esta zona:" Del 61 al 64 se extiende el auge de la minaría clandestina. Antes de 1961, el promedio de la producción clandestina alcanza apenas un 15%, pero después del hallazgo de Peñas Blancas sube al 57%...Los grupos de Orjuela y Moreras negocian directamente con los campesinos, en algunos casos por intimidación, y se quedan con Peñas Blancas ". Y continúa:" Pero a esta bonanza corresponde también un auge en la corrupción a todos los niveles: los militares, los policías, los jueces, los alcaldes, los sacerdotes, los ingenieros, todo el mundo guaquea, echando a un lado el uniforme. Las esmeraldas enloquecen a todo el mundo".

Claver describe la manera como se van formando grupos antagónicos, las retaliaciones, asesinatos, atentados, la creación de una empresa estatal que es tomada por los jefes de las bandas que controlan las minas, el ascenso y caída de Gilberto Molina-solía decir que vivía con el gallinazo al hombro por la cantidad de enemigos y los innumerables intentos de asesinarlo-, la presencia de Rodríguez Gacha y el dominio de Víctor Carranza. De éste dice:

Hay muchas leyendas a su alrededor. Es considerado un guaquero con "suerte sobrenatural". Hace unos años vendió una esmeralda del tamaño de una copa de aguardiente por tres millones de dólares. Es el dueño de las dos esmeraldas más grandes y valiosas del mundo, denominadas Fura y Tena...Es, como dijimos, el socio mayoritario de Tecminas, Esmeracol y Coexminas, las ganaderías Nare y La Cristalina, la carbonera La Argelia y Grumicol, de piedra caliza...Promovió la creación de la primera Bolsa Mundial de Esmeraldas, y es uno de los artífices de la exportaciones del sector, que en los últimos años supera los quinientos millones de dólares".

Elena Poniatowska le preguntó a Carlos Monsivais si leía novelas y este le respondió que frente a las cosas que pasaban en la realidad, las novelas se quedaban cortas para plasmar una realidad mil veces más compleja e interesante. De la lectura del libro VERDE, aprendo que la historia de mi país está llena de la codicia que generan tanta riqueza, oro, esmeraldas, coca, minerales, petróleo, pues como decía García Marquez, detrás de cada fortuna hay siempre un burro muerto.



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