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domingo, 2 de septiembre de 2012





POBRES CADENAS DE TELEVISIÓN


Converso con algunas amigas. Están furiosas porque las cadenas de televisión nacionales irrespetan al televidente con los cambios imprevistos de la programación, motivados por la lucha por la audiencia y principalmente en horas de la mañana y de la tarde. Una programación que se llena con refritos, telenovelas mexicanas, programas de salud, talk shows y concursos.

Entre historias que extreman el sufrimiento de los buenos y la crueldad de los malos, entre los dramas que se exponen al aire en los realities, entre la provocación que producen los premios que se reparten a manos llenas entre los concursantes y la atención que se presta a los consejos de salud, ocultas, están las emociones. Mientras se lavan los trastos, se limpian los cuartos, se plancha la ropa y se enciende la lavadora, hay tiempo para permitirle a la sensibilidad que florece en la cotidianidad irrumpir en el escenario supremo del hogar. El milagro diligente de la Virgen de Guadalupe, los consejos del doctor SOS, el rechazo a las componendas de los antagonistas, los lazos de afecto y solidaridad que se crean en cada batalla sentimental en Laura componen el paisaje de emociones que se desgranan cada tarde en muchos hogares de Colombia.


Ese asunto de las emociones y las sensibilidades que se afinan en el ejercicio cotidiano de ver la televisión es universal. La asimilación de estéticas y morales se reparte hoy en día en la televisión y las redes sociales.  Nada más sensible a los cambios que las telenovelas. Desde la época en que estas  se expanden y se posesionan del gusto social hasta hoy, hemos visto desfilar personajes que encarnan las nuevas maneras de ser en el mundo. Mucho va de Simplemente María a La Traicionera .

Las mujeres en estas historias han pasado de ser las víctimas de hombres desalmados a ser las protagonistas de la liberación del cuerpo y de las costumbres: ejecutivas ambiciosas, amas de casa dominantes, máquinas eróticas, asesinas frías. Y un nuevo acompañante gana espacio en los relatos: el gay que reclama reconocimiento, que exige a gritos su cupito en la farándula social.

Por supuesto que la moral oficial reclama su lugar en estas nuevas tendencias: si la mujer "es así", lo es porque hay razones que la razón desconoce. Y el infaltable sacerdote  funge de controlador de los desmanes de las ovejas descarriadas.Ah difícil ver una boda civil en una telenovela, a pesar de ser un derecho legal amparado por la constitución.



Hace varias décadas se miraba a la televisión como un vehículo de penetración cultural,  punta de lanza de  las industrias culturales imperialistas norteamericanas. Hoy, los estudios culturales han afinado esa mirada, y nos han mostrado cómo los procesos de identidad y representación se "construyen" en los medios y en las redes sociales, con un mediador que es el consumo.

Poco a poco el internet desplaza a la televisión como  el medio en el que se suceden acontecimientos claves de la interacción social. Las redes sociales ofrecen un espacio en el que la vida privada ha dejado de serlo  y las intimidades forman parte de la tarjeta de presentación de los nuevos ciudadanos digitales. Con programas sofisticados que registran los gustos y tendencias de sus usuarios, la privacidad se ha transformado para convertirse en el punto de encuentro inevitable, amplificado, gracias a la tecnología,  millones de veces. En esencia, lo mismo de siempre. Sólo que ahora la instantaneidad y la conexión convierten ese viejo álbum familiar en imagen loca y acelerada cuyo uso se riega por el orbe. Caramba, ¡ahora sí somos universales!

Pobres cadenas de televisión,  tan sujetas al rating. Los productores no duermen, vigilan a las cadenas rivales, arman equipos "creativos" para atraer al usuario al punto de lograr que la programación sea la misma. Pobres cadenas de televisión, tan incomprendidas por sus usuarios que exigen respeto a los horarios y a la continuidad de los programas.  Amén.


Entiendo a mis amigas. Ellas necesitan de una fórmula eterna para vivir: los relatos. Sin ellos, no es posible organizar nuestras vidas, encontrarle sentido al devenir humano. Scherezada continúa recostada junto al rey hilvanando historias que despiertan su interés.En el fragor de los gritos destemplados de los realities, de la cursilería de las telenovelas que cual película porno, reducen las tramas a su mínima expresión, encuentran los televidentes el alimento espiritual para sobrevivir.




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