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miércoles, 19 de septiembre de 2012



¿ EL FIN DEL VESTIDO ?
                                                                                                                 A alejandra y Laura

En Chicago instalaron una estatua que reproduce la imagen  de Marilyn, la  que da inicio a este post,  y miles de visitantes acudieron presurosos a tomarse la foto de rigor debajo de sus faldas. Ésta es una de sus fotografías más famosas, en la que el vestido, levantado por el viento que producían unos ventiladores, deja ver sus hermosas piernas.

 El New York Times publicó en su sección de modas un artículo titulado "the end of dress", en el que se analizan las tendencias de la moda para el 2013. Allí se plantea que la falda parece ocupar el lugar que otrora llenara el vestido y señala cierta predominancia de los  pantalones en los gustos contemporáneos. 



Hegemónico a lo largo de varios siglos, el vestido fue la prenda que estableció la frontera entre lo femenino y lo masculino, por lo que durante mucho tiempo cumplió el papel de controlador moral, guardián implacable de un orden social que subordinaba a la mujer a la dicadura masculina. Acompañado de corsés, camisas ,crinolinas, combinaciones, enaguas, tuvo el vestido la función de establecer un estilo y un ritmo que caracterizó a la mujer durante mucho tiempo.

De igual manera, esta prenda adquirió autonomía y creó toda una gramática de la seducción, en la que la variedad de modas aportaba nuevos diseños y estilos. Cornelio Reina cantó con voz esperanzada:

Me caí de la nube en que andaba
como a veinte mil metros de altura
por poquito que pierdo la vida 
esa fue mi primera aventura
por la suerte caí entre los brazos 
de una linda y preciosa criatura
ME TAPÓ CON SU LINDO VESTIDO...



A partir de los años noventa del siglo pasado, con la irrupción de la mujer en campos vedados como el trabajo y la educación, las crinolinas desaparecieron del ropero femenino y el pantalón y la falda reclamaron su lugar. 

Con mayor autonomía, la mujer explora la arquitectura del cuerpo que es la moda y reinventa desde el nicho de la independencia femenina nuevas tendencias para la vida laboral y social.


En las fiestas formales disfruto la exuberancia que ofrecen las mujeres portando vestidos de distintas confecciones y colores. Hay un encanto especial, una ceremonia en un castillo donde las sedas abren la compuerta a los sueños siempre presentes de las historias de hadas. El vestido representa la flor que ofrece sus mejores galas, la dicha del movimiento delicado y aéreo.

Pienso en Bill Cunningham, el fotógrafo que recorre en bicicleta las calles de Nueva York, fotografiando los matices que en cada temporada  asignan el color y las sensaciones propias de la primavera y el verano, el otoño y el invierno. Cada mañana, los seres humanos nos reinventamos con las prendas que se convierten en piel pasajera ,perfume  misterioso que nos pasea por el espectro de sensaciones propias de los encuentros cotidianos.

De mi parte, un homenaje íntimo al vestido. Siempre establezco la ecuación vestido= mariposa, vestido= vuelo de mariposa. En la calle, cuando el sol de la tarde reina en el cielo azul, una mujer asoma en una esquina. Lleva un vestido de flores. El vuelo de la falda, o la falda entallada  son campanitas alegres que nos recuerdan siempre la dicha de las sensaciones, el placer de las emociones a flor de piel, de labios.

 Ah, Alejandra, la de los vestidos multicolores, gracias!!!!



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