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jueves, 16 de agosto de 2012





EL DESTINO HABITA  EN UNA CARTA ASTRAL

Ha sido una constante de la historia humana la creencia en poderes sobrenaturales que conceden beneficios a quienes acuden a ellos. En Colombia abundan magos, brujos, indios amazónicos, mediums, mentalistas, etc.,etc. que ofrecen sus  servicios a personas de todas las clases sociales,sin importar la edad, el sexo ni el nivel educativo.

De las crónicas que se han escrito sobre la guerrilla y el paramilitarismo sobresalen los relatos de combatientes que realizan rituales antes de cometer las tropelías por todos conocidas. Igual ocurre con sicarios que esconden en sus pechos los escapularios de la Virgen a quien se encomiendan antes de apretar el gatillo en la humanidad del parroquiano de turno. El domingo pasado publicó El Tiempo los testimonios de niños reclutados por la guerrilla y los paramilitares en los que se describen los rituales de iniciación, como cargar en sus morrales la cabeza u otra parte del cuerpo de una víctima, con el fin de desterrar el miedo y los cargos de conciencia de los futuros combatientes. 



Como la creencia en agueros no distingue clases sociales, es conocida la fe que le han puesto  algunos  presidentes de la República a astrólogos como Mauricio Puerta, indecisos de tomar decisiones sin consultar la ruta que trazan los mapas astrales del susodicho antropólogo.
 
Leo en El Boomeran(g), blog español, lo que escribe Sergio Ramírez, escritor nicaraguense:

Cuenta la primera dama, divorciada de Collor de Melo en 2005, que el presidente tenía por sacerdotisa a una bruja santera llamada María Cecilia, quien solía acudir el último viernes de cada mes a los aposentos privados del Palacio de la Alborada en Brasilia, donde él la aguardaba junto a un altar ya dispuesto, vestido de blanco, para practicar los rituales de invocación a Exú, deidad suprema de la religión quimbanda de origen africano, equivalente al diablo mismo, no sabemos si también con rabo y cachos, y olor a azufre.
Si el que ruega a Exú consigue sus favores, le será concedido el poder de hacer mal a sus enemigos, y aún causarles la muerte. Es de esta manera, afirma la despechada primera dama, que Collor logró con el tiempo deshacerse de su hermano Pedro, quien murió atacado por un cáncer en la cabeza en 1994.

Incontables son las historias de dictadores  que hicieron de la brujería un arma letal para deshacerse de sus enemigos. Somoza, el doctor Francia, Perón, Idi Amín, Duvalier, entre otros, dependieron de los  prácticas rituales y la influencia nefasta de "asesores con poderes sobrenaturales" para decidir desde la fecha de una boda hasta el exterminio de un grupo.


Es un rasgo de nuestra condición de seres en perpetuo cambio el gusto por hallar en fórmulas abscónditas el sentido de nuestros actos, las señales propicias que nos indiquen a donde marchar, aquien amar, a qué temer, en fin, de agueros estamos invadidos. Ese afán por ponerle una trampa al azar, a lo imprevisto. En mi caso, siempre evito pasar por debajo de una escalera, no vaya y sea que...Rechazo  en cambio el uso de prácticas brujeriles para dañar a los demás, y el  que personas que se consideran ungidas por el destino para gobernar, acudan a astrólogos, brujos, mediums para auscultar los rumbos propicios para sus fechorías.  

Prefierible, ante tanta infamia,  explorar las recetas que nos ofrece Héctor Abad Faciolince en su Tratado de culinaria para mujeres tristes:

En las tardes de lluvia menuda y persistente, si el amado está lejos y agobia el peso invisible de su ausencia, cortarás de tu huerto veintiocho hojas nuevas de hierba toronjil y las pondrás al fuego en un litro de agua para hacer infusión. En cuanto hierva el agua deja que el vapor moje las yemas de tus dedos y gírala tres veces con cuchara de palo. Bájala del fuego y deja que repose dos minutos. No le pongas azucar,bébela sorbo a sorbo de espaldas a la tarde en una taza blanca.  Si al promediar el litro no notas cierto alivio detrás del esternón, caliéntala de nuevo y échale dos cucharadas de panela rallada. Si al terminar la tarde el agobio persiste, puedes estar segura de que él no volverá. O volverá otra tarde y muy cambiado ya.

Esa vanidad humana, esas ansias de poder, ese deseo irreprimible de dominar a los demás olvidan esta otra :

Muchas veces, al borde de hallar la receta de la inmortalidad, me distrajo la presencia espantosa de la muerte.

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