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miércoles, 24 de abril de 2013




HERMANITAS SIAMESAS

La esperanza es promiscua, polígama, poliándrica. No admite el uno, aspira a sumar a partir del dos. Existe agazapada en la bruma y un día se asoma como sol. Sabe que su rival, el pesimismo, es amigo de la lluvia, de la penumbra.

Esperanza y pesimismo equilibran la balanza de la vida. A veces la primera se erige como campeona inigualable. Y sin que nadie lo espere, salta,el pesimismo, como la liebre, a reclamar el palmarés.


El nombre verdadero de la esperanza es segunda vez. El primer intento, fallido, acoge la resignación, da paso al pesimismo. No es posible el triunfo, la vida se mira a través del cristal empañado.  Un día, sin aviso notorio, resurge la esperanza, y de nuevo nos alistamos a retomar  el camino.

Esperanza y pesimismo, sinónimos de mortalidad. El empuje, la constancia, el desaliento, la desazón. Así construye el ser humano su viaje, así se recorren las geografías de la vida, así se elaboran las cartografías del carácter humano.


Un día sentimos la levedad de nuestros pasos; otro, la pesadez, el cansancio. Un día nos parece que su sonrisa es la fuente de la alegría; otro, es el rictus y el desprecio.

La esperanza es amiga del símbolo, de la fábula. Ella es como el ave en el cielo.Cuando se eleva a las cumbres descubre la fuerza de dioses  omnipotentes.

Montañas y jardín a una
se van adentrando
hasta la habitación en verano
(Basho)

El pesimismo es como el caracol que arrastra sus penas. La novela, la poesía  y la historia son sus elementos naturales.
vosotras, también, pulgas,
¡noche larga tendréis
y soledad...!
(Issa)

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