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miércoles, 9 de enero de 2013



LA MÁSCARA DE OXÍGENO

Cuenta Alvaro Cunqueiro en "Los vientos interiores", crónica que forma parte de su libro "Viajes imaginarios y reales", que para los chinos antiguos  los males de nuestro cuerpo son producidos por vientos interiores. Cada viento suelto en el cuerpo produce una determinada enfermedad, que cura tan pronto como el viento maléfico "es atado.Los nudos que atan los vientos se consiguen a la vez con medicinas, con palabras y con determinados movimientos del cuerpo, a veces verdaderas danzas".

Este asunto de las enfermedades  ha venido cambiando a medida que las sociedades se tornan  cosmopolitas y la salud es hoy en día un asunto de mercado, cuestión de oferta y demanda que la hace otra mercancía  mas. Lejana está aquella època en que las abuelas fungían de  médicas de familia, con su profusión de yerbas, emplastos, bebidas y rezos. Tradicionales el caldo de palomo, reparador de fuerzas; el purgante de leche de higuerón, enemigo eficaz de los parásitos intestinales; el matarratón, para las fiebres y la yerbabuena para los problemas estomacales.

La salud  se ha convertido además en un asunto de interés público mediático. Abundan los programas televisivos con doctor a bordo que desde el estudio de televisión recorren todos los temas, pasando por  las revistas y separatas de periódicos hasta llegar al internet, fuente principal de información que ofrece fórmulas para la salud, alerta sobre males y brinda  recetas inagotables de información sobre  alimentos, hábitos y costumbres para lograr la salud perfecta.

El Tiempo publicó una entrevista a Alejandro Jadad, médico egresado de la Universidad Javeriana y "primer doctor en síntesis del conocimiento y tratamiento del dolor" por la universidad de Oxford. Cuenta Jadad que, inconforme con la definición de salud que ofrece la OMS: El estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo ausencia de enfermedad", decidió, por encargo de la misma entidad y con un equipo de  30 expertos crear un nuevo concepto de salud. "Nuestra propuesta es que la salud es la capacidad de las personas o de las comunidades para adaptarse , o para autogestionar los desafíos físicos, mentales y sociales que se les presenten en la vida".

Señala Jadad que los sistemas de salud son inoperantes  "porque todos los modelos que guiaron nuestras vidas en el siglo XX ya no funcionan, se han vuelto nuestros enemigos: el sistema sanitario nos enferma, el educativo nos embrutece y el financiero nos empobrece".


En esencia, lo que plantea el médico cordobés es que se requieren nuevos modelos "de cómo vivir, aprender, trabajar,entretenernos,etc.".Y a pesar de su pesimismo ante las cosas que suceden en la actualidad señala que "debemos entender que está en juego nuestra supervivencia como especie y que los desafíos que enfrentamos necesitan respuestas que trasciendan los nacionalismos y regionalismos triviales...no hay justificación para que mas de mil millones personas en el mundo tengan hambre y no tengan techo, mientras que el consumismo de una minoría amenaza con acabar los recursos que tenemos. Y no son felices".



En una entrevista en  El Espectador se nos cuenta:  "Es claro que la salud mental del planeta no se le puede delegar sólo a los sistemas de salud, por eso, en busca de una sociedad que viva más tranquila, Alejandro Jadad creó el Centre for Global eHealth Innovation, una red de investigadores que apoyados en las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) se dedican a idear estrategias que permitan descongestionar los sistemas de salud. “La idea es que el hospital sea el último lugar que visite un enfermo”.

Con colaboradores en 94 países, el centro ha permitido conectar a pacientes con dolencias similares a través de una red social de la salud, para que se acompañen en los tratamientos. Así mismo, ofrece videoconferencias en las que se resuelven dudas sobre distintas enfermedades y posee el primer Laboratorio de Sanidad Electrónica de Canadá, destinado al estudio de las innovaciones de salud en línea y donde se ponen a prueba aplicaciones informáticas con las que se comenzará a atender a los pacientes a través de la red".(El Espectador).


En su proceso de trabajo Jadad ha descubierto que existe" mucha gente infeliz al final de la vida...Y cuando trabajé con desahuciados descubrí que hay otro dolor mas allá del físico...Usualmente es causado por una carga tremenda de remordimientos, de cosas que dejamos sin hacer, de darle poca importancia a lo que es esencial en nuestras vidas y darnos cuenta muy tarde". Y ante la pregunta de cómo podemos ser felices responde:




Preguntándonos qué es lo que nos hace mas felices e identificando el verbo que mejor lo representa. En mi caso, lo que me hace mas feliz es no saber. Por lo tanto, mi verbo es preguntar.Una vez hayamos definido esto, hay que buscar la mejor manera para conjugarlo tan frecuentemente como sea posible y ayudar a todas las personas a que conjuguen el suyo. Esta tarea, usualmente , no se puede hacer solo: uno necesita ayuda.Me di cuenta de que mi peor enemigo soy yo...por eso creé una junta personal que incluye a mis hijas, Alia y Tamen y a mi esposa Martha. Ella me enseñó la importancia de la máscara de oxígeno".(La máscara de oxígeno es un símil para establecer que uno debe primero resolver su situación para poder ayudar a otros).

La propuesta del doctor Jadad se funda  en  las raíces de las que  que deriva la utopía, la audacia que se requiere para formularla, la ingenuidad del poeta auténtico, la fe del místico, el coraje del samurai. Creo que propuestas como estas se unen a todas aquellas que demandan un nuevo modelo de sociedad, mas armónico con la naturaleza, racional en el uso de la ciencia y la tecnología. Con respecto al tema de la felicidad, he creído que existe en nuestro organismo un complejo entramado de disposiciones genéticas que nos impide lograr niveles de equilibrio permanentes. La duda, la frustración, el deseo, la agresividad , el cambio conducen la nave de la vida por mares ignotos, y el temor a la aparición de monstruos dispuestos a devorarnos siempre está, como en el cuento de Monterroso, ahí.


 

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