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viernes, 1 de junio de 2012





DE TRADICIONES Y CAMBIO 

Leo en el New York Times un titular que me llama la atención: No es solo pornografía: ¿Por qué  los ultraortodoxos judíos le temen a internet? A la cita acudieron al Met´s City Field Stadium de Nueva York 50.000 religiosos para discutir sobre los peligros de la web y su impacto en la vida familiar: "la tecnología nos plantea un desafío mayor a nosotros como seres humanos" dice Extan Kobre.

Para los religiosos judíos, no es solo lo que se mira en internet. "Es también la manera como la avalancha de información  está debilitando su foco y cambiando su mirada sobre el mundo". La solución: prohibir, boicotear internet.Sin embargo, estos religiosos judíos "..portan smartphones, se comunican por skype con sus familiares y usan el internet para ganarse la vida".

Conecto esta noticia con otra del mismo periódico. El titular reza así:" Ina May Askin y la batalla por los nacimientos de bebés en casa". De  acuerdo con la información, la señora Askin ha sido la líder de un movimiento que busca "expandir el acceso y legalizar los partos asistidos por parteras. Ella es invitada con frecuencia a hablar en grandes hospitales y a dar conferencias  en diversos lugares el mundo y ha sido condecorada con un doctorado honorario por la Universidad de  Thames Valley en Inglaterra.Es además la única partera que ha patentado un método denominado for her. El procedimiento Guskin se usa para la distocia de hombro, cuando la cabeza de un bebé aparece pero sus hombros están atrapados en el conducto del nacimiento".






Argumenta este movimiento que el estado no tiene derecho a intervenir en asuntos que corresponden a la voluntad particular de los ciudadanos. Y ha encendido un debate en Estados Unidos que incluye desde la validez   de los procedimientos utilizados por las parteras, la calidad de los servicios hospitalarios, hasta el tema de la intervención del estado en los derechos individuales.

Los dos asuntos  aluden a una cuestión  muy contemporánea: la libertad individual.En el caso de las parteras, se discute hasta dónde puede la regulación del estado intervenir en asuntos esenciales del individuo.Y en el caso de los judíos, qué tanto debe permitirse a la tecnología influir en la vida de las comunidades.

En los años 70 del siglo pasado se pensó que la cuestión religiosa era un fenómeno circunscrito a la esfera individual, por lo que se planteó una división tajante entre los derechos religiosos y los civiles.Hoy, en países en donde  predomina el laicismo, surge una reacción que pretende imponer la ideología  religiosa como  guía de la constitución. En Colombia, la lucha del Procurador por imponer criterios católicos en los derechos fundamentales de los individuos gana terreno, al punto de patrocinar la desobediencia civil en casos como el aborto legal.

Tradición y cambio son dos asuntos íntimamente ligados que marcan el ritmo social. La tecnología ha generado rupturas radicales en las maneras de ser y de sentir, en los usos del tiempo libre, en  la sexualidad y en el ámbito laboral. De ahí que la comprensión por lo que pasa en el plano de lo privado y lo público deba mirarse en términos de la fuerza con que la tecnología desbarata principios  y lógicas consideradas inamovibles. También, que los seres humanos nos aferramos a creencias y valores que aun  a pesar de las transformaciones en todos los órdenes continuan rigiendo nuestros destinos.








1 comentario:

  1. Lo importante es mantener los valores. El internet como casi todas las cosas tiene su lado bueno y su lado malo.

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