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lunes, 5 de marzo de 2012


ANDREA COTE


BARRANCABERMEJA


GIOVANNI QUESSEPS


TOLIMA BELLO

DESENTERRANDO EL VERDE PRADO


Cuando se viaja por algunas regiones de Colombia, el ojo curioso del viajero se sorprende ante la cantidad de cultivos de palma que ocupan grandes extensiones de tierra y que semejan una enorme mancha verde, uniforme y monótona. Cada época impone al paisaje siembras que por considerarse rentables invaden áreas cultivables, por lo que se puede afirmar que la economía constituye un factor significativo en la transformación del paisaje. Café, caña de azucar, plátano han sido referentes constantes en la historia de nuestro país y el área de los cultivos industriales supera a los cultivos de pequeños y medianos propietarios.

Giovanni Quessep, una de las voces poéticas perdurables de la lengua española escribió:

¿Quién guarda la memoria
de este río que pasa,
de esta flor que sucede en gris y en polvo?
¿Quién guarda del silencio
de este cielo nocturno, solo, hondísimo
los cuentos que nos hablan de horas ya olvidadas?
¿Quién los hará más puros más allá de la muerte?

A veces sucede que al recorrer una calle por la que transitamos en nuestra infancia, aparecen recuerdos de personas y sitios que ya no están más. Allí, donde hoy hay un almacén de ropa, existió la peluquería de don...; Esa fachada gigantesca donde funciona hoy un supermercado, era una casa de bahareque con un solar donde los palos de mango brindaban cobijo en horas de la tarde. Igual ocurre con las zonas rurales por donde muchas veces transitamos y que hoy son urbanizaciones en las que la vida moderna imprime su estilo.

En nuestro país el paisaje de muchas regiones se ha cambiado a punta de violencia, y el florecimiento de determinados cultivos indica la presencia de grupos ilegales que dominan la política y la economía de esas zonas. Alfredo Molano publicó en el Espectador del domingo 4 de marzo un artículo sobre el Catatumbo:

El paramilitarismo en el Catatumbo hace parte de una estrategia que tiene su origen en el Magdalena Medio, en Aguachica y San Martín, Cesar. DEspués del paro del Nororiente, la guerrilla tenía mucha fuerza. La bonanza algodonera había hecho crisis, los recolectores quedaron desempleados, el comercio se desplomó y los cultivos de marihuana y coca se regaron. Ganaderos y comerciantes eran secuestrados; la guerrilla reclutaba jóvenes sin trabajo. La situación se hizo insostenible. Con apoyo de la Policía aparecieron los Mastos, dirigidos por Prada. Se aliaron con Carlos Castaño, Mancuso y Jorge 40 para invadir el Catatumbo, rico en coca , petróleo y contrabando.

Analiza Molano el crecimiento de la industria de la palma en el Catatumbo y concluye: " Toda la palma de ese gran cinturón que atraviesa el país entre el Catatumbo y Montes de María y que proyecta-digo yo- alcanzar la cuenca del río Atrato está controlada por la misma compañía".

De niño solía extasiarme con los verdes del paisaje del Tolima, atravesados por el río Magadalena, con matarratones que fungían de cercado de potreros enormes, y las garzas ponían el toque albo a las mañanas calurosas. Esa costumbre la he mantenido y suelo embeberme con la diversidad de paisajes que posee nuestro país. Hace poco visité por primera vez el Huila, región de riquezas naturales abundantes. Sin embargo,cierta desazón me asalta en cada viaje: El deterioro ambiental, que convierte en potreros áreas boscosas y afecta la estabilidad de las montañas y suelos.

La ambición vive agazapada en los seres humanos. Salta cuando lo precisa y reclama para sí la mejor tajada. Mirar los paisajes es aterrarse frente a la voracidad de individuos y empresas que expolian el medio ambiente y convierten en desiertos aquello que otrora fuera exuberancia y belleza. Quedan los paisajes que describe ANDREA COTE, la poeta natural de Barrancabermeja:


También acuérdate María
de las cuatro de la tarde
en nuestro puerto calcinado.
Nuestro puerto
que era más bien una hoguera encallada
o un yermo o un relámpago.

Acuérdate del suelo encendido,
de nosotros rascando el lomo de la tierra
como para desenterrar el verde prado.

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