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domingo, 25 de noviembre de 2012







EL OTRO CUERPO

Yunior, el personaje de Así es como la pierdes vive la tragedia inevitable del tránsito a aquellas regiones brumosas de la vida, las que nos recuerdan nuestra condición mortal y nos obligan a replantearnos asuntos que considerábamos sólidos e inamovibles hasta ese momento: el jadeo incesante al subir una cuesta, un tirón al intentar patear un balón, la aparición de una dolencia- la lista es interminable-.

Casi sin percatarnos, empieza  nuestro cuerpo, tan vigoroso y poco exigente antes,  a mostrar los signos propios del desgaste. Algo indefinible comienza a posesionarse de nuestras mentes,  y miramos la vida con una mezcla de perplejidad, angustia y resignación. No volver a jugar fútbol, evitar las caminatas y el ejercicio físico intensos, pasar mas tiempo en las clínicas que en los bares, interesarse por la comida sana, dejar de coquetear con la mujer despampanante que nos mira siempre sonriente. ¡Ah, pan tan duro!

Por supuesto que también se gana en atenciones: las agencias de turismo se desviven por atraer a los mayores de edad con planes todo incluido- menos aventuras extremas-, las empresas de salud ofertan planes tentadores para remediar los males del cuerpo, las iglesias reciben donaciones generosas de viejitos compradores de bulas para ganar la eternidad, las empresas de productos tipo ebel ofrecen una gama de productos que curan desde los males de la  próstata hasta el cáncer, y los familiares  se desviven por llenar de atenciones a sus "adultos mayores", supongo, en algunos casos, con la esperanza de recibir algun estímulo monetario.

Esta es la cara opuesta del cuerpo del cual hablé en un post anterior: ya no hay espacio para la vanidad, el reconocimiento se logra en las placas de rayos x y mas importante que One Direction o Justin Bieber es la enfermera que solícita nos saluda con cara de concernos de tiempo atrás. 


En la mitología budista se narra la historia del príncipe Siddharta: "Diez años de ilusoria felicidad trnscurren para el príncipe, dedicados al goce de los sentidos en su palacio,  cuyo harén encierra ochenta y cuatro mil mujeres, pero Siddharta sale una mañana en su coche y ve con estupor a un hombre encorvado,"cuyo pelo no es como el de los otros, cuyo cuerpo no es como el de los otros", que se apoya en un bastón para caminar y cuyo cuerpo tiembla. Pregunta qué hombre es ese: el cochero explica ques es un anciano y que todos los hombres de la tierra serán como él" (¿Qué es el budismo?Jorge Luis Borges y Alicia Jurado).

El carácter mortal de nuestra existencia, el tiempo como guardián de nuestras vidas.
Dijo Séneca: La vida es como una leyenda. No importa que sea larga, sino que esté bien narrada.

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