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sábado, 15 de octubre de 2011


PALABRAS Y SILENCIOS


¿Quién que ame la conversación desdeña el silencio? En los múltiples segmentos en los que la palabra calla, el pensamiento alcanza las más altas cotas de la imaginación. La creación, como proceso dialéctico, bebe de las fuentes que el discurso traza en el escenario social, y descubre zonas desconocidas en el mundo interior, especie de choza acogedora que conecta la diversidad hasta hacerla visible en las múltiples actividades humanas.


¿Quién que ame las palabras ignora el poder de los silencios que acompañan a toda conversación? En El cielo es azul, la tierra blanca, la novela de Hiromi Kawakami, el viejo profesor y Tsukiko, su antigua alumna, establecen una relación amorosa salpicada por largos tramos de silencio. Brechas productivas que sirven al hablante para recomponer estrategias, repensar ideas, desviarse por un momento del curso principal del diálogo o sencillamente dar por terminada una conversación. Una conversación auténtica no le teme a los silencios. Y un buen conversador reclama el derecho a escuchar al otro. Y a ser oído con todo el interés y la curiosidad que demanda la conversación. El monólogo es vanidad, soberbia, miedo a la réplica. Dijo Calvino: No es la voz sino el oído lo que guía la conversación.

La entrevista, ese recurso periodístico tan popular en el mundo contemporáneo, lleva a Rosa Montero, la escritora española a reflexionar sobre este oficio:

la cuestión es pues, romper la coraza, bucear un poco.Se puede intentar esa inmersión por medio de la esgrima, del debate y el enfrentamiento...yo también lo he utilizado, pero creo que me muevo mejor en la vía contraria, en la de la complicidad y la empatía. Y para ello se necesita un requisito esencial:verdadera curiosidad. Verdadero, genuino deseo de saber cómo es el otro. Y aprender a oír sin juzgar, o sin que tus sentimientos afloren en el rostro, aunque luego, naturalmente, ofrezcas tu juicio personal sobre el entrevistado al escribir la entrevista.Ese es el secreto: que el personaje perciba que tú quieres escucharle de verdad.Que te interesa auténticamente.Eso es lo que nos mueve a todos a la locuacidad, porque en el fondo todos queremos ser escuchados y entendidos de ese modo.

Existen momentos memorables en los que un encuentro nos conduce a territorios desconocidos, en los que las palabras exhiben ante nuestros ojos ojos paisajes nuevos, no demesticados. Ese momento se parece a lo que escribió Carl Sandburg sobre la poesía:


La poesía es el diario escrito por una criatura de mar, que vive en la tierra y desea volar.

1 comentario:

  1. Muy profundo el inicio Lic. dago. Y el post en general real e interesante. El silencio como casi todo, depende del motivo y del contexto.
    Y claro, muchas veces es hermoso y dice más que las palabras.
    Paola

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