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sábado, 4 de junio de 2011




SEDUCCIÓN Y PODER

Observo con atención los encuentros de chicos y chicas del colegio. A primera vista, parece que la delicadeza y la sutileza de la conquista han sido reemplazadas por formas despojadas del "halo romántico" que tanto gusta a muchos adultos. A medida que amplío la observación y atiendo a los detalles, reconozco un conjunto de tácticas amorosas que se despliegan a todas horas, palabras hilvanadas en un texto amoroso para un destinatario oculto, un dulce ofrecido con rubor al otro que transporta la secreta esperanza de un "sí", ciertas miradas que son tarjetas de mensajes anhelantes, el ritmo seductor del andar cuando se desea llamar la atención de alguien.

No sé si conquista y seducción son palabras hermanas. Una semeja el paso arrollador de un guerrero; la otra, una suerte de sortilegio que encanta y embelesa. Cierto mohín coqueto, una mirada abrasadora, el toque sutil de una mano, la sonrisa que embriaga.

A propósito de la seducción, Elaine Sciolino, periodista estadounidense escribió un artículo delicioso-creo que en el New York Times- titulado OPERATION SEDUCTION. La escritora trata de comprender un comportamiento muy francés, la seduction:

...la seducción está fuertemente atada a lo que elfrancés llama plaisir- el arte de crear y brindar placer de todas las clases-. Los franceses son maestros orgullosos en este campo, para su propia gratificación y como una herramienta útil para seducir a otros. Ellos han creado y perfeccionado maneras placenteras para pasar un rato:perfumes para oler, jardines para pasear, vinos para beber, objetos de belleza para observar, conversaciones para compartir.

Como todas las cosas humanas, esta mirada ha recibido la réplica de otros periodistas, para quienes algunos comportamientos de franceses poderosos rondan el código penal- acoso sexual en el trabajo, aprovechamiento de condiciones jerárquicas para obtener favores sexuales- siempre en complicidad con los medios de comunicación, que consideran un asunto privado el comportamiento sexual de las élites.

¡Hasta que estalló la bomba! Dominique Klaus Khan, presidente del fondo Monetario Internacional es acusado en Nueva York de intento de violación a la mucama de un hotel de la ciudad. Aparecen entonces voces de mujeres francesas que denuncian atropellos en el trabajo por cuenta de hombres acosadores amparados por su poder y jerarquía, abusos de poder que condicionan la libertad sexual de las mujeres. ¿Podrá Francia seguir aceptando que la vida privada es un derecho inalienable, superior a la exposición pública de la vida de quienes validados en el poder abusan de las mujeres? Difícil cuestión.

En igualdad de condiciones, la seducción adquiere sentido, posee un valor especial. Danza aérea que se despliega en el cielo, fino velo que aviva el deseo, encantamiento sinigual. Gestos, palabras y silencios se confabulan para el intercambio amoroso. Cuando se inicia el despliegue de sutilezas el cuerpo se pone en alerta, los sentidos se avivan, el corazón late apresurado. La seducción es un camino desconocido, una ruta azarosa que nos conduce al destino, precipicio o lecho de rosas.


En "El pagador de promesas", esa joya del cine brasileño, una mujer que acompaña desde el nordeste brasileño a su marido, quien ha decidido pagar una promesa cargando una cruz por parajes desérticos hasta la ciudad de Bahía, cae seducida por un chulo profesional que la deslumbra con su apariencia, la palabra y el ambiente deslumbrante de una ciudad inmensa, distinta del paraje miserable del cual ella proviene. Aquí la novedad juega a favor del seductor, elección que conduce a la derrota final. El poder que acompaña en muchas ocasiones a la seducción hace de ella un ejercicio descarnado de una batalla librada con armas no convencionales, las que otorga el dinero y la jerarquía- Pelea de toche con guayaba madura-.


Cuando se asciende de El Fresno a Letras temprano en la mañana y la trompa del bus se empina y el motor parece gemir ante el esfuerzo, la bruma invade los espacios y por un momento sentimos la inmensidad del universo, el misterio de la vida y la sorpresa ante el paisaje eternamente verde, comprendo que la seducción es esa niebla sutil que nos enreda y enloquece.




1 comentario:

  1. Con mucha frecuencia se compara al amor con la guerra; no en vano un conocido adagio reza "en la guerra y en el amor todo vale". En ese sentido, “conquistar a alguien” es un ejercicio similar a la guerra; la seducción, en cambio, es más cercana al arte. Seducir a alguien, por tanto, implica recorrer un camino más largo, pero, a menudo, más placentero. No sólo las palabras, sino también los gestos, las miradas, el suave contacto de la piel, constituyen una fuente inagotable del arte de la seducción.

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