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jueves, 12 de agosto de 2010




LA PROTESTA


Paloma, la protagonista de LA ELEGANCIA DEL ERIZO, escribe en "el diario del movimiento del mundo": ..lo dedicaré pues al movimiento de la gente, de los cuerpos, o, incluso si no hay nada qué decir, de las cosas, y a encontrar en ello algo lo bastante estético como para darle valor a mi vida. Gracia, belleza, armonía, intensidad...". El pasado martes 10 de agosto se realizó una protesta contra el gobierno departamental de Cundinamarca, el que planea convertir el hospital del municipio en un puesto de salud. Y la marcha de protesta se transformó en una batalla campal que se prolongó desde las doce del día hasta las nueve de la noche, con heridos de lado y lado y la sensación general de que por fin se logró expresar el descontento con las polìticas públicas en salud del estado. Y así como el artesano que logra combinar diversos elementos para producir un objeto artístico, intentaré relacionar las reflexiones de Paloma con la revuelta.


¿Qué motiva a las personas a enfrentarse a policías armados, entrenados para disolver manifestaciones y siempre dispuestos a romperle el alma a quien se les atraviese? En lo más profundo de nuestro ser habita el animal que somos y que está dispuesto en muchas ocasiones a arriesgar el pellejo contra y por lo que sea. Y si se es joven, existe esa atracción por el peligro, sutil encanto que se realiza al borde del precipicio, movimiento extremo que excita al ser humano, vorágine colectiva que aviva el fuego latente en nuestros corazones.

Carreras, saltos, esguinces, movimientos son la coreografía del combate. Los sentidos se disponen en alerta máxima y el cerebro procesa las órdenes que permiten escapar de situaciones peligrosas. Emoción extrema que mantiene el cuerpo en estado alterado, reconciliación con los combates ancestrales que hicieron posible la supervivencia en los primeros tiempos.

Cuando la sangre fluye por los golpes, las pedradas y las balas de goma(o de las otras), la rabia y el miedo se mezclan y el ambiente se torna agitado. Deseo de venganza, búsqueda de refugio, replanteo de la lucha y la refriega continúa. Los policías antimotines parecen perros rabiosos dispuestos a acabar a dentelladas a los manifestantes y se vive la confusión y el alboroto ocasionados por las piedras que vuelan, el chorro de agua que se dispara, el humo de los gases y las puertas que se cierran de manera intempestiva.

A la noche, la calma. Los vehículos detenidos todo el día inician de nuevo el viaje. Los policías patrullan las calles y los habitantes de Guaduas pensamos que hoy fue un día muy especial.



















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