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sábado, 19 de julio de 2025




LA LLUVIA

 Llueve en Bogotá. Un aguacero torrencial. Miro a través de la ventana: Pasa una mujer, paraguas en mano, de prisa. La mitad de su vestuario, mojado. La imagino anhelando llegar a su casa para cambiarse y dedicarse a las faenas del hogar. Esto de la lluvia me inquieta: la miro con curiosidad, agua que se ha recogido en las nubes, proveniente de tantos lugares. Avisa pintando de negro las nubes. Por el tiempo en que dure, los humanos somos diferentes. Tiene ella la virtud de motivarnos a pensar diferente. En lo frágil de la existencia. En la gracia de la existencia. En el hogar como un refugio seguro. En la tristeza.

Siempre he vivido la lluvia como la expresión húmeda de la tristeza. Es una sensación que nos remite a los orígenes, a la eventualidad como factor determinante de los acontecimientos. Es una tristeza guapa que no se lamenta. Apenas se siente. Y nos abarca. Nos enseña a vivir- por un instante- la presencia de la mortalidad. A interrogarnos sobre nuestra presencia en el planeta. A mirar con  espíritu crítico la cotidianidad y el sentido de  lo que hacemos. Con aire ligero y pausado.


Ha cesado la lluvia. Las calles mojadas, el frío y el transitar constante de gentes y vehículos. Cada uno embebido en sus asuntos. Anhelando el regreso. La casa es refugio, guarida. En la mente, la imagen y el olor de una taza de café o de aguapanela. Tal vez una aromática. Y el reencuentro con aquellos que han dedicado el día a sus asuntos. Al llegar a casa, se advierte el valor de la compañía. Un, abrazo, un beso, una sonrisa.

sábado, 5 de julio de 2025

 


LOS RITUALES

Una boda posee el encanto de un cuento de hadas, con princesa y corte incluidas, el traje vaporoso de la novia, el ramo, el arroz como señal de abundancia, la torta, el baile inicial, los regalos, las palabras. Un ritual. Igual con el bautismo, el grado, el cumpleaños. Igual con la navidad, la feria, el natalicio. No nos explicamos sin los rituales. 

Julio César Londoño escribió en El Espectador:

El papa Francisco murió dos veces. La muerte clínica ocurrió a las 7:35 a.m. del lunes de Pascua a causa de un derrame. La muerte teológica tuvo lugar minutos después, cuando el camarlengo entró a la habitación del papa en la Casa Santa Marta, se acercó al lecho, golpeó tres veces la frente del papa con un martillo de plata y marfil y lo llamó por su nombre de pila –«Jorge Mario… Jorge Mario… Jorge Mario»–. Esperó un momento y le susurró: «Vuelves al polvo». Solo entonces el papa estuvo oficialmente muerto y el joyero del Vaticano rompió su anillo-sello.


Los rituales representan la fórmula exitosa para sobrevivir como especie. Ellos son una mezcla de secreto y fascinación que fortalece el espíritu de grupo.  Un ritual trasciende la ordinario, lo común. Posee una dosis justa de enigma y otorga confianza y esperanza. Al realizar los rituales atravesamos la frontera de lo evidente y nos adentramos en el misterio. 

El ritual forma parte del enmarañado universo de los símbolos, sin los cuales no es posible explicar al ser humano:

Uno puede cuestionar el dogma, dudar de la rectitud de la Iglesia y hasta de la bondad de Dios, pero sus rituales son fascinantes. La semiótica del blanco, del morado, del rojo y del negro, los anillos de piedras rutilantes, tan grandes como los pecados que expían, los cordones de oro, los crucifijos bizantinos que rematan báculos sarmentosos de plata, símbolos esotéricos bordados en fajas y estolas, un boato fashion, una gravedad sacra, cantos gregorianos y fugas de Bach, milenios de sangre, misterio y poder, la arquitectura cifrada de las catedrales, las gárgolas al borde del cielo, las enormes cúpulas apoyadas sobre sí mismas –como la fe–, los sahumerios y las plegarias ascendiendo por las cascadas de luz de los vitrales, la casi tangible presencia de la divinidad. EL EVANGELIO DE FRANCISCO, JULIO CÉSAR LONDOÑO, EE

Los rituales paganos poseen características similares a los religiosos. Los desfiles conmemorativos, las marchas militares, los mítines, los encuentros deportivos adquieren resonancia si van acompañados de un cuerpo de episodios, objetos, silencios y palabras que los convierten en actos imprescindibles. La teatralidad acompaña siempre el ritual y su ejecución ceremonial constituye la ratificación de una tradición que otorga sentido a la vida de una comunidad, de un grupo.

No podemos existir como especie sin las fórmulas que brindan cohesión y sentido a lo que hacemos.


sábado, 21 de junio de 2025

 


¿Y LOS HOMBRES QUÉ?

Caitlin Moran publicó el libro "¿Y los hombres qué?" debido a la inquietud creciente de niñas y mujeres en sus charlas: " ¿Tienes algún consejo para los hombres?". Su conclusión: "hablar de feminismo hoy implica necesariamente hablar también de ellos". En tiempos de preponderancia de las redes sociales,  en las que se imponen modelos de vida determinados por el consumo, manifiestan los chicos el miedo a relacionarse con las chicas y el temor que genera el porno con respecto a la vida sexual.

Cuenta Caitlin que en una conversación  con un grupo de chicos y chicas,  "hablaron de feminismo, aunque pronto la conversación empezó a centrar en los chicos, que hablaron de soledad, de miedo a relacionarse con las chicas o de las expectativas  sexuales marcadas por el porno. Los chicos, agradecieron el espacio: confesaron que  que nunca habían hablado  nada de eso en voz alta, ni en casa ni con sus amigos... al poco tiempo, varias chica empezaron a escribirle a Morán para advertirle algo mas inquietante: aunque sus compañeros se mostraron educados y respetuosos durante la videollamada, en los grupos de WhatsApp llamaban -"cáncer" al feminismo, "feminazis" a las feministas, y bromeaban sobre violaciones".

Creo que los temores expresados por los chicos del relato de Caitlin han existido siempre. Lo que sucede en la actualidad es que el internet permite dimensionar de manera astronómica los asuntos relacionados con las problemáticas de los niños y los jóvenes. Al vincular las sensibilidades, las emociones y las aspiraciones de la población joven al consumo y a los valores del patriarcado, se fortalecen y privilegian los valores de un capitalismo embebido en sus principios. Afuera solidaridades, afuera experiencias colectivas de mejoramiento; adentro,  las modas, las tendencias de convertir los actos humanos en mercancías de cambio.

La visibilización  y el cuestionamiento del papel preponderante de los hombres en la vida social ha permitido poner en la escena pública los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTI; de igual manera, los asuntos relacionados con la raza han  cuestionado el racismo que permea todas las capas de la sociedad. Internet se ha convertido en el espacio público para ventilar estos asuntos y la manipulación de la opinión  ha convertido la discusión pública en un ring donde no existen reglas. En este contexto, imposible propiciar una conversación amplia y objetiva sobres asuntos relacionados con el sexo. 

Ha sido muy fuerte la injerencia de los grupos religiosos en la prohibición de ventilar asuntos de interés de los jóvenes. Se logró prohibir el tema de la educación sexual en los niveles de preescolar y primaria. En la realidad, la educación sexual desapareció de los planes de estudio y son las redes sociales las encargadas de impartir estos temas. En el despelote de las noticias falsas- que se sienten como verdades irrefutables- la discusión sobre la necesidad de dar un espacio a las necesidades y problemáticas de los jóvenes termina convertida en la prohibición de convertir en tema de salud pública un asunto vital para los niños y jóvenes.

Concluye la entrevista con un llamado  a revisar con amplitud el escenario contemporáneo  mediado por la hegemonía del discurso y los interese de las grandes empresas de la comunicación:

Tras presenciar semejante experiencia , Morán empezó a darle vueltas: tal vez esa furia masculina no nazca tanto del desprecio como de la carencia.  La carencia de un espacio en el que los chicos puedan hablar de lo que sienten sin necesidad de escudarse en el sarcasmo, el desprecio o la pose. Si existiera una comunidad masculina capaz de acoger la vulnerabilidad-como la que muchas mujeres han encontrado en torno al feminismo-, es posible que  mucha de esta violencia, sencillamente, no encontrara lugar.  Pero hoy, ese espacio no existe. Y lo que no tiene salida, termina estallando por los márgenes. Así fue que decidió explorar este tema en el libro "¿Y los hombres qué?"


sábado, 14 de junio de 2025

 



¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Cumplir años cuando se ha hecho un recorrido largo semeja revisar los corotos que hemos ido acumulando a través del tiempo.  Cada objeto contiene una historia y todos los  objetos dialogan para armar el entramado de la vida.

Somos seres sociales conectados por múltiples redes y buena parte de nuestro desempeño obedece a los condicionamientos que nos dicta la ideología. Pensamos desde la clase social, desde el grupo religioso, actuamos motivados por el sentido gregario, construimos el edificio que alberga nuestros deseos y aspiraciones. En mi caso, siento ahora que habito un lugar donde lo relativo ordena mi vida. La verdad es un pez enjabonado y agradezco a los libros- literatura, ensayo, crónica, historia, testimonio, noticia ciencia-  haberme arrojado al mar de dudas en el que doy brazadas para tratar de comprender un mundo en permanente cambio. Digo entonces que a estas alturas de la vida procuro evitar los dogmatismos que tanto daño nos hacen a la hora de intentar convivir en armonía. Sin pensar jamás que la verdad no existe. 



El cuerpo es una maravilla. No importa su forma, nos brinda la experiencia vital de desplazarnos, de vivenciar sensaciones diversas, de dialogar con el mundo. Pasada cierta edad, comienza a mostrar signos de cansancio, de debilidad. Aparecen males que, asumo, estaban guardaditos y ahora reclaman un sitio destacado. Dejas de realizar actividades extremas, aquellas cosas que formaban parte de tu rutina diaria se reducen a poco y aprendes a dialogar con tu cuerpo, a pausar el ritmo de la existencia. Ese cuerpo siente de manera distinta la vida. Miras a tu alrededor con otros lentes, evalúas la existencia de manera crítica y un aire pausado define tus decisiones.

Roberto Carlos en su canción nos dijo querer tener un millón de amigos. La vejez los reduce a un puñado. A los que hay que cultivar, cuidar. Comprender. Ejercer con ellos el mas bello arte: la buena conversación, compartir alegrías y penas, dar y recibir el apoyo  solidario cuando se requiere y agradecer el hecho de compartir este mundo. Enuncio sin modestia alguna que ha sido el oficio de la escucha el que me ha permitido descubrir matices, caminos nuevos en el oficio gratuito de interpretar la vida y el mundo. Cuántas veces una frase dicha sin ninguna pretensión produjo una explosión en mi interior que me permitió vislumbrar senderos desconocidos y cuantas veces he gozado la picaresca, el ingenio, la ironía de seres que sin saberlo son cultores del idioma.

Si el cuerpo se resiente y se pausa, la mente es como la loca de la casa. Sigo sorprendiéndome ante la maravilla del planeta, la creatividad presente en los actos humanos, la diversidad de la naturaleza, los libros que no cesan de mostrarme la complejidad del alma humana, el arte, los viajes, la amistad. Y  por supuesto, mi familia, posada amorosa que me  reconforta y alienta a vivir. Dos capullos me alegran los días, me ofrecen la posibilidad de experimentar desde el amor y el asombro esta vida, tan plena.

He metido la pata muchas veces. Errores, actitudes, decisiones tontas. Son pocas, afortunadamente. Cada vez que las recuerdo, siento un dolor grande. Quisiera uno andar por el mundo sin ofender, sin agredir. Sabiendo que somos piezas imprescindibles de una máquina incesante llamada vida, ante la cual nos descubrimos frágiles, vislumbres en el vasto espacio de un planeta y de un universo bello e indiferente. 

He habitado un lugar donde ha transcurrido buena parte de mi existencia. Guaduas representa el sitio donde he podido realizar mis sueños, el espacio que hizo posible convertirme en maestro,  el valle que llenó de color mi vida. Y las montañas que son el hechizo sublime. Y los colegios donde compartí con tantas generaciones de chicas y chicos alegrías, proyectos, paseos, diálogos fecundos. La Fundación Antonio Romero, ejemplo de amor por Guaduas a través de sus proyectos culturales y educativos. Y mi amor por Japón, su poesía, su prosa  y el budismo,  que se apoderaron de mis emociones y me regalaron un ramo de cerezos en flor.

Digo, gracias a la vida, que me ha dado tanto.

sábado, 7 de junio de 2025




KEPA AMUCHASTEGUI: RETRASAR EL OLVIDO

Cuenta kepa Amuchastegui en el podcast Claro Oscuro de El Espectador que durante la pandemia creó  una técnica para retrasar el olvido: se inventó un  canal de YouTube. Así logró reinventarse y mantener comunicación con sus amigos y seguidores. Así logró  retrasar el inevitable olvido.

En cierta época del año, muchas regiones de Colombia se visten  de amarillo, lila, rojo, gracias al florecimiento de ocobos, chicalás, cámbulos y otros árboles generosos. Es un regalo visual que alegra el espíritu. Tuve la suerte de apreciar una mañana el valle del Magdalena, extendido a mis pies desde la Piedra de Capira, con la visión de la serpiente juguetona que zigzaguea mojada por valles fértiles: el río Magdalena. En un área amplia, cientos de ocobos florecidos pintaban el valle de amarillo. A las pocas semanas volví. Los árboles, desnudos, sin flores. Igual que la vida. Igual que el olvido.

Piensa Amuchastegui en el recuerdo de los otros. En la memoria que establece puentes entre ellos y el yo. Para quien logró hacerse un lugar en la memoria de muchos, llega un día en que se percibe cómo ese recuerdo se va destiñendo, va desapareciendo. De un momento de esplendor al olvido. Entonces, se descubre que la verdadera lucha se libra con uno mismo. Retrasar el olvido de lo que somos. El olvido interior.

En el escenario de lo íntimo merece la pena resignificar el pasado. Es una manera de evitar  la añoranza, la melancolía. Revisitar los rincones donde la memoria tramposa acumula sus caprichos. Concebir hechos, circunstancias, personas del pasado con la mirada de quien entiende que toda observación del pasado es una invención del presente. Dejar de un lado los odios, los rencores, las angustias por aquello que ya no es. Una actitud militante para entender que "se hace camino al andar", porque "al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar".

En mi caso, retraso el olvido de diversas maneras y una, especial: los libros. Escribe Álvaro Castillo en El Espectador:

De modo tal que con los años, cada vez que lees, hay un arco voltaico muy abundante que crea una luz interior, cegadora, deslumbrante. Porque el proceso no termina: se crece, se perfila, se madura. Se enriquece, no envejece. No amengua No se deteriora. Al contrario. Adquiere rizomas, echa frondas. y cuando tu vienes a ver tiene un modo vegetativo enorme en el proceso de la lectura.  lees como si fueras, no un árbol, sino una arboleda leyendo. Cada uno de los libros que uno lee es una fogata interior.

Un viaje interior que convierte el pasado en fuente inagotable de alegría en el presente. La fogata interior.

viernes, 30 de mayo de 2025




 TEMAS FRÍVOLOS I

 LAS TELENOVELAS

De los recuerdos gratos de los años  70 y80, las telenovelas ocupan un sitial privilegiado. Nunca olvidaré un día entre semana, cuando me dirigía al colegio Samper a mis clases. El jaleo cotidiano, el ruido de los vehículos, las voces que se atropellan habían desaparecido y un silencio inquietante se posesionaba de las calles y casas. La razón: se pasaba, a esa hora, creo que era al mediodía, una telenovela brasilera- cuyo nombre olvidé- capaz de alterar el ritmo normal de la vida. Luego, por allá en los años 80, otra causó igual sensación: La Esclava Isaura. Las telenovelas brasileñas marcaron un hito importante en el gusto de la población colombiana y pavimentaron el camino para el despliegue formidable de las telenovelas criollas. 

Muchos colombianos llevamos en nuestros corazones las historias y personajes de telenovelas criollas como Café con Aroma de Mujer, Caballo Viejo, Pero Sigo Siendo el Rey, San Tropel, Los Victorinos,  El Taxista, Betty la Fea, Escalona y tantas otras, cuyo aporte principal fue desprenderse de los relatos llorosos de las telenovelas venezolanas y mexicanas para dar paso a historias donde la región, las historias cargadas de humor y complejidad mostraron un camino para mostrar un país  diverso. 

Hoy, las grandes empresas televisivas impusieron un formato con historias planas, acento mexicano y- otra vez- lágrimas a granel. Un modelo único se impuso en los relatos y regiones tan lejanas como Turquía y Corea del sur han ocupado el lugar que antaño tuvieron las telenovelas colombianas. Y los refritos.

Lo interesante en términos culturales: las telenovelas que menciono nos enseñaron a reconocer la diversidad cultural, regional, étnica, lingüística de nuestro país, forjaron nuestro anecdotario sentimental y proyectaron una imagen de Colombia mas allá de mafiosos y muñecas de la mafia. Y abrieron un escenario para la Constitución del 91, que reconoció la diversidad como la riqueza de un país que sueña con un desarrollo armónico



 EL AGUARDIENTE

Me dijo un amigo extranjero, en una noche de copas, que el aguardiente era una mala bebida. Carente de magia, una copa de alcohol con anís. Nada especial. Me quedé callado, él proviene de una región donde los viñedos endulzan el paisaje y producen vinos de sabores tan ligados al suelo donde se produce la uva.  En silencio, me bebí otra copa de aguardiente.

El guaro, como lo llamamos en Colombia, ha sido una bebida espirituosa tradicional. Compañero inseparable de la jugarreta de tejo, de las fiestas, buen bajante y  barato.  Leo que su consumo ha disminuido en Colombia, pues los jóvenes prefieren otro tipo de bebidas y beben menos. No obstante,  las empresas productoras de bebida han creado nuevas versiones de aguardiente y han mejorado su calidad. 

En mi caso, ha sido el aguardiente un buen compañero de jolgorios, y como toda amistad, algunas veces me jugó  malas pasadas. Inolvidables las jornadas de tejo en las canchas de Luis Acosta, tango y boleros como música de fondo a encuentros reñidos en los que manos, mechas y moñonas definían los torneos espontáneos y la palabra se convertía en ejercicio lúdico. Luego, a sentarnos a disfrutar las últimas tandas de guaro y cerveza, con Julio Jaramillo, Alfredo Jiménez, Pedro Infante, Alci Acosta y todos los trovadores del despecho. Otras, el duelo se escenificaba en las mesas de billar.

En noches como esas, fluyeron las historias de amores y desamores, bromas y una que otra polémica ardorosa. A veces, una mujer, algunas mujeres llegaba a esa guarida de Baco y el aire se tornaba fino, el ambiente adquiría matices de película de comedia y los piropos inundaban cada rincón de la juega de tejo. Descubrí así que son los ambientes los que propician el desborde de la normalidad y nos arrojan en brazos de la locura y el juego.

Pienso en mi amigo y sé que no tiene razón con el guaro. El sabor de una bebida depende de 4 elementos esenciales: un grupo de amigos, una charla alegre, un ambiente de fiesta y el deseo enorme de compartir un momento. Por supuesto, existen bebidas cuya composición ofrece sabores exquisitos- vinos, coñac, etc.-. Pero " a mí denme un aguardiente de caña, de las cañas de mi valle y el anís de mis montañas". Eso sí, en cantidades razonables, para que el espíritu no se desborde. 

sábado, 24 de mayo de 2025

 


EL PEPE

Me llaman la atención los comportamientos sociales alrededor de la muerte de alguien. Desde las actitudes, los gestos, los silencios, los rezos, las flores, los abrazos, los sollozos, los chistes, los comentarios acerca del difunto. El voz a voz actúa de manera eficiente y el fallecimiento se convierte en tema de conversación. Cuando un personaje famoso muere, asumo que pasa igual que  con los del común. Los rituales establecidos amplificados por los medios de comunicación, las frases  y ceremonias pomposas. Pocas veces un muerto suscita tanta emoción y tanta admiración como ocurrió a raíz del deceso de Pepe Mujica.

Acostumbrados como estamos a relacionar el poder con la corrupción, la violencia, la crueldad, la soberbia, despedimos a un hombre que "vivió como pensó". Y pensó no en favor de sus intereses, sino en el bienestar de su país, en la lucha contra la pobreza, los derechos de las minorías, en el perdón como manera de cerrar capítulos oprobiosos de la historia de Uruguay. 


Fue guerrillero, estuvo preso muchos años, sufrió torturas, aislamiento, fue herido de bala, amnistiado, fue senador y presidente de la república oriental. Se trasladaba en su carro viejo, rehusó vivir en el palacio presidencial y todos los días viajaba  a su finca de cincuenta hectáreas, buena parte de la cual cedió a sus trabajadores. Y dedicó  su sueldo a apoyar causas sociales. Esas cosas nos sorprenden porque muy pocos son capaces de vivir sin empeñar sus bienes y su corazón a los dictados del capitalismo. 

Guardó independencia frente a los poderes,  cuestionó a Maduro y a Cristina Christner- no soportaba el arribismo estridente de la señora-, mantuvo relaciones cordiales y evitó una política de ajuste de cuentas con los militares de la dictadura.  Fue un crítico acérrimo de los valores capitalistas y exhortó a los jóvenes a no perder sus sueños, a procurar vivir en un ambiente equilibrado.  


Cuando Mujica hablaba, había un respeto enorme pues no era de los de doble faz. Se equivocó, cometió errores, pero nunca fue un farsante. Era de hablar lento, de caminar lento. Era su hogar el refugio donde podía charlar y cultivar crisantemos con su esposa, Lucía Topolansky, compañera de luchas, allá en Rincón del Cerro, a 15 kilómetros de Montevideo. Lloraron largo por la muerte de su perra Manuela.

Decía: "No me voy, estoy llegando". El 13 de mayo de 2025, terminó el viaje de quien supo vivir de acuerdo con sus principios de luz en una época de oscuridad.