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sábado, 10 de febrero de 2024



EL DESEO

En el año de 1204, al cumplir cincuenta años, Kamo No Chomei decide irse a vivir en una cabaña humilde cerca de Kioto,  capital del Japón. Quiere deshacerse de las preocupaciones y problemas que lo aquejan. Al cabo de cinco años allí, se traslada al monte Hino donde construye una cabaña  de apenas tres metros cuadrados. Dedica su vida a caminar por los bosques, a leer y escribir, a pintar y a meditar : "la enseñanza del Buda consiste, en esencia, en el desapego hacia todas las cosas" (Pensamientos desde mi cabaña).

Renunciar a las cosas mundanas, al deseo, lograr la iluminación es el propósito de Chomei. Aunque encuentra en la naturaleza, en la música el consuelo. Al contrario de Chomei,  Fréderic Lenoir, filósofo francés contemporáneo, autor de "Filosofía del Deseo", piensa que "un ser humano sin ningún deseo es un cadáver... creo, como decía Spinoza, que el deseo es lo que constituye nuestra singularidad como seres humanos. Es el motor fundamental de nuestra existencia; sin él, no tendríamos ganas de vivir, ni de levantarnos por las mañanas" (Entrevista de Daniel Soufi, El País).


Para el francés, el deseo no consiste en ahogarse con el exceso: "priorizar la calidad sobre la cantidad". Ser en esencia epicúreo. En la sociedad contemporánea, el deseo es estimulado por las redes sociales, que convierten los encuentros en una práctica artificial, y el reconocimiento depende de los likes.  Por lo tanto, la "autodisciplina" es la respuesta adecuada a las exigencias de modelos imposibles de alcanzar:  " redirigir nuestro deseo hacia algo, ya sea una persona, una actividad o un objeto, que nos brinde un mayor bienestar"

En la vorágine de la vida contemporánea, "Los jóvenes ya no están seguros de lo que quieren, tienen miedo a establecer relaciones y temen al otro. Deciden que pueden satisfacerse mejor individualmente que en compañía de otra persona. Todos estos factores hacen que en la actualidad las relaciones físicas directas, no solo de naturaleza sexual, sino también emocional y afectiva, resulten intimidantes para muchas personas".

En la noche clara, Chomei contempla las estrellas. El silencio lo aproxima a la plenitud. Una nube negra atraviesa el cielo: "¿Es  tu karma miserable la causa de tus inquietudes? ¿ O tus pensamientos han desvariado de tal modo que te has vuelto loco? "

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