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sábado, 30 de agosto de 2025

 


Si tuviera que describir un recuerdo inolvidable  de la infancia, diría que es el partido de fútbol jugado en la cuadra o en el potrero uno de los mas memorables. Con balones  remendados, descalzos o con tenis viejos, a cualquier hora del día, un partido es lo mas cercano a la felicidad. Allí se esgrimen las gambetas, las atajadas, los empujones y canillazos para alcanzar el triunfo. Luego, en la escuela y el colegio, los juegos intercursos nos enseñan  el valor del equipo, el esfuerzo colectivo, la alegría suprema del triunfo y la tristeza de la derrota.
En charlas interminables y acaloradas, aprendemos de los mayores a amar un club profesional de fútbol. " Recuerda el periodista Nacho Carretero, de 44 años, a toda una generación:" De un equipo no se elige ser, de un equipo se es porque es el de tu tierra, el de tu padre o tu madre. Si eliges el equipo, no te gusta el fútbol, te gusta ganar. Y eso es distinto" (Regreso al fútbol de siempre: una ola de orgullo e identidad de Oviedo a Cádiz, Natalia Junquera, El País Semanal). 
Tal vez sea esta idea la que hace que en España aumente el número de abonados de equipos carentes de los títulos y el dinero de los grandes(Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid). Equipos como Deportivo la Coruña, Cádiz CF, Club Deportivo Mirandés, Elche CF, Real Oviedo ) aumentan su número de seguidores, quienes asisten sin falta a los encuentros y apoyan con alma vida y sombrero las actuaciones de sus equipos. Y lo mejor: cada vez hay mas mujeres que no solo asisten a los estadios sino que son ellas las protagonistas principales de eventos deportivos locales e internacionales. 
Para Eduardo Galeano  el fútbol es la única religión que no tiene ateos y Julián Marías escribe que el fútbol es  la recuperación semanal de la infancia, nos cuenta  Junquera. Asistir a un partido, camiseta recién lavada, bufanda,  gorra, el grupo de amigos, los cantos, arengas y gritos que suceden a cada jugada, el éxtasis del gol, la angustia ante el marcador adverso. Por unas pocas horas nos desprendemos de la rutina del hogar y del trabajo o la escuela,  escalamos la montaña suprema de las emociones y experimentamos la felicidad.
Dicha grande saber que el fútbol guarda una conexión íntima con la familia, los amigos y el terruño. 

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