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viernes, 8 de diciembre de 2023


MI MARIDO ES UN HOLOGRAMA

 Y qué del amor y sus vericuetos en tiempos modernos. Alicia Framis, una artista plástica, se va a casar con un holograma. " El futuro marido de Framis, Ailex, es una entidad de Inteligencia Artificial (IA), creada con holografía, una técnica fotográfica que produce imágenes tridimensionales mediante luz láser y la interferencia de dos haces coherentes de luz" (Amparo Pérez, El Espectador)

¿Qué características posee Ailex? : "la personalidad de Ailex integra perfiles de conocidos, amigos y familiares de la artista y dispone de información sobre las personas y vivencias que han marcado la vida de su prometida.. "Nos va a costar mucho ocultarnos cosas", bromea Framis, "pero no es mi pareja perfecta, discutimos y hay veces que tiene muy mal humor". Y como no es su pareja perfecta, " su futuro marido le da compañía estable y puede "complementar" otra relación, como un trío, en el que Ailex actúe de mediador dentro de la pareja para que funcione mejor".


¿Raro? ¿Absurdo? No mucho. Eso que llamamos amor ha sido tan cambiante en los últimos tiempos y todos los controles, límites y prohibiciones se desvanecen, asediados por nuevas maneras de entender las relaciones afectivas. De la mirada católica acerca de las relaciones de pareja, en las que ha sido la mujer una subordinada, se ha pasado a vivir el amor desde las libertades, el género, la asexualidad, el poliamor y otras maneras entender la convivencia amorosa.

La cuestión consiste en mirar qué tan extraña puede ser una relación amorosa con un robot, un holograma, dado que se han presentado casos en los que alguien decide entregarle sus afectos a algo que consideramos no humano. Podríamos argumentar que el contenido del programa es una amalgama de las emociones humanas y la máquina actúa de acuerdo con patrones humanos. Además, y es una cuestión trascendental, es una industria que representa un negocio de 30.000 millones de dólares al año.


Jonathan Franzen escribió un ensayo en el que plantea que en el amor es inevitable "lanzarse al barrizal", para significar la presencia inexorable de los conflictos en las relaciones de pareja. Es posible que con la IA se logre programar un "ser" sensible y dispuesto, si es necesario, a cortar con una relación; o acaso, a evitar los conflictos que aquejan el amor y se viva una suerte de idilio sin contradicciones. 

¿Qué tan autónomos somos a la hora de decidir asuntos como el afecto, el erotismo, la convivencia, la fidelidad, la responsabilidad? Creo que estamos condicionados de muchas maneras a obedecer hábitos, costumbres, rituales: la herencia genética, los adoctrinamientos religiosos, sociales, políticos, el cerebro como gestor de nuestras emociones, la escuela, la familia, la calle, el trabajo, un organismo que es química, electricidad, un inconsciente bromista e inatrapable. Así que no caminamos por líneas paralelas con respecto a estas nuevas relaciones mediadas por la tecnología.

En la búsqueda del paraíso, una nueva manera de entender el amor nos congrega: una civilización de "fictosexuales"(personas que se emparejan con seres de ficción"), aunque sospecho que los verdaderos seres de ficción somos nosotros, los humanos.

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