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sábado, 18 de marzo de 2023



ROMPIENDO MOLDES

 ¿Existe un único significado para los conceptos  "pasado, presente y futuro"? Cada persona los utiliza de manera espontánea, y pareciera que significan lo mismo para todos. Juliana Leone, Mariano Sardón y Mariano Sigma realizaron un experimento: los participantes representaban los tres conceptos con círculos y "algunos piensan que el presente es ínfimo y la hoja (y por tanto su mente) está poblada de pasado y futuro mientras que para otros el pasado y el futuro son círculos ínfimos, que orbitan, o en ocasiones se encuentran contenidos en el presente"(El poder de las palabras, Mariano Sigman). 

El espacio y el tiempo son dos nociones conectadas: cuando hablamos de pasado miramos atrás; para hablar de futuro miramos adelante. El pasado sucedió, está atrás; el futuro está adelante, por llegar. Sin embargo, "al hablar de futuro, los aymaras acompañan sus palabras con un brazo extendido hacia atrás. Cuanto mas lejano es el futuro al que se refieren, mas pronunciado resulta el gesto hacia atrás. En cambio, cuando hablan del pasado, extienden su brazo hacia el frente". Para Sigman, "el vínculo del tiempo y el espacio es una convención cultural forjada en el lenguaje...El lenguaje condiciona nuestra manera de pensar, desde las ideas mas abstractas hasta decisiones en apariencia irrelevantes".


El lenguaje es el vehículo que nos permite ser en el mundo. Gracias a este portentoso don, los seres humanos transformamos la realidad, establecemos los referentes que hacen posible el control de la naturaleza y de la sociedad, producimos las mas bellas expresiones artísticas y establecemos puentes para la comunicación. A la vez, el lenguaje es camisa de fuerza, imposición que castiga, molde rígido que comprime la diversidad y la complejidad de la vida. 

Una práctica útil para movernos en la vida consiste en resignificar los conceptos que nos mueven. Eso que llamamos tristeza se puede replantear para otorgarle nuevos campos de experiencia gracias a los cuales podemos sobrepasar el malestar. Entrever nuevas perspectivas frente a la ira, el odio, los celos. 

Igual que renovar el jardín.

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