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sábado, 26 de marzo de 2022




CORTAR LA CUERDA PARA SALVARME

¿Cuál sería tu decisión si estuvieras ante la disyuntiva de cortar la cuerda que sostiene a tu compañero en un precipicio o mantenerla,  aun si eso significa tu caída al abismo helado? Joe Simpson y Simon Yates vivieron esta situación desesperada mientras escalaban los Andes peruanos.

  En su urgencia, Simpson resbaló, cayó y se fracturó una tibia: seguir con vida ya no dependía de sí mismo, sino de la empatía de Yates. No eran amigos, tan solo una cordada de circunstancias, un pacto firmado para saciar sus ansias de aventura. Yates hubiera podido dejar a Simpson allí arriba, prometer que regresaría con ayuda, huir buscando salvar su vida. Pero no lo hizo. Simpson hubiera muerto y Yates se hubiera salvado (Cortarías tú la vida para sobrevivir? Oscar Gogorza, El País).


En el mundo del alpinismo existe un código ético y la prueba suprema que plantea la supervivencia propia o  el riesgo de perecer por ayudar a un compañero. En circunstancias normales o extremas, los seres humanos nos vemos abocados a tomar decisiones que implican "cortar la cuerda" para salvarnos o permanecer firmes en el intento de ayudar a otro.

La literatura y el cine han contado historias en las que la solidaridad se desvanece ante la presión y el miedo que imponen algunos, circunstancias en las que callar o soplar constituyen el pasaporte para mantenerse vivo. En el otro extremo, relatos de valor en los cuales se expone la vida para proteger, esconder, ayudar a huir a quien sufre el peligro.

Quienes deciden arriesgarse en actividades extremas obran por voluntad propia, dispuestos a  arrostrar los peligros y  una meta: coronar la cima de un pico elevado, escalar una montaña, nadar en una zona infestada de tiburones, etc. ¿Qué los motiva a tales riesgos? La tendencia humana a desafiar peligros, el gusto y la emoción extremos ante la prueba riesgosa, la búsqueda de objetivos mas allá de la comodidad y la rutina, disposición genética para el peligro. Vaya usted a saber.

En el otro caso, son las circunstancias externas las que conducen a ciertas personas a asumir el riesgo para salvar a otros. En zonas donde sucede algún conflicto armado, domina un ejército invasor, pululan bandas de malhechores, existen actos de valor arriesgados en los que se expone la vida para salvar a alguien, a otros. Allí cortar la cuerda significa callar, conceder para salvar el propio pellejo. O decidirse a asumir riesgos con tal de lograr el beneficio para otros. 

 Esta vida, tan llena de obstáculos y dificultades, pone a los seres humanos a tomar decisiones en las que se decide la suerte de otros.  En esencia, nuestra existencia está marcada por las relaciones que contraemos como seres gregarios, en una coyuntura definitiva hoy en día: nuestras relaciones con las otras especies y con el planeta. 

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