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sábado, 28 de abril de 2018




LAS PLUMAS DEL DESEO 

En la moda confluyen las tendencias, miradas, provocaciones, deseos, imposiciones y silencios mas disímiles de una sociedad.  La moda, al igual que el caracol, carga el fardo liviano y pesado de los deseos recónditos de quien la lleva, de quien la imaginó, y de quien, desde la libertad-o la prohibición- la mira.


Camaleónica, la moda es arquitectura del deseo, prisión del deseo del otro. Desde la rígida celda de la burka, la mujer despliega su mirada soberana sobre los hombres; sobre la piel desnuda , la mirada furtiva o abierta que explora el cuerpo apenas cubierto con el bikini.


La moda es libro y mercancía. El conjunto arroja toneladas de indicios sobre lo que somos. Obra abierta con múltiples narradores, personajes , tramas, tiempos  y espacios. La moda  sirve de  señuelo para provocar la tentación de comprar.


Diversa, la moda es señal distintiva  de clases, de grupos y de personajes en busca de una identidad propia. El diseño de la moda marca los mojones de un territorio complejo: el cuerpo. Escenario de combates sangrientos en los que la mirada cargada de deseo, de moral, intenta establecer los límites de lo posible, o transgredir  las fronteras de lo normal.


La moda genera placer a quien la lleva, confort y orgullo. La moda a veces incomoda, fardo pesado que niega el ser íntimo de quien la luce. 

Cada mañana nos ponemos las plumas que forman el complejo abrigo de la provocación y el deseo. En el amplio escenario de la cotidianidad, la moda reconforta y otorga bienestar.


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