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viernes, 6 de abril de 2012




FESTIVALES DE TEATRO EN BOGOTÁ

Hay placeres que se cultivan a lo largo de la vida, gustos que permanecen en el tiempo a pesar de ciertas pausas e interrupciones, regocijos perennes que nos alimentan y nos permiten ver y comprender las cosas en su plenitud. Uno muy especial en mi caso: el teatro. Asì que cada dos años empaco mis maletas y arranco para Bogotá con Alejandra, a disfrutar de los festivales de teatro-EL IBEROAMERICANO, EL ALTERNATIVO- que se toman la ciudad y la convierten en escenario gigantesco para deleite de propios y extraños.

Sentarse en algún lugar del auditorio, curiosear las personas, sus pintas, sus gestos, ojear el teatro, observar los últimos toques antes de la función cumplen la función de aperitivo que excita el apetito. Allí desparpajados y risueños, un grupo de actores de televisión se roba las miradas del público. Un señor con aire de intelectual , los papás que ilustran a su hija sobre la obra, una mujer ataviada con prendas de lana-hace algún tiempo charlé con amigos costeños sobre la belleza de las mujeres bogotanas y entre las cosas que arguyeron para rechazar el encanto de las cachacas sobresalía una: las prendas de lana. Miro a la mujer y pienso que en tratándose de la belleza, mejor ser camaleón.

Comienzan las obras: lo que pasó cuando Nohora dejó a su marido, de la premio Nobel Elfriede Jelinek . Actores checos, curtidos, profesionales, en el contexto del ascenso del nazismo y una crítica radical al feminismo. Ahora estoy en Casa Ensamble gozando una obra musical, martini blues cabaret: ¡Qué grupo musical tan bueno! Natalia Bedoya me sorprende con su voz hermosa; Danza, malabarismo, ingenio, sensualidad. Y luego, a la 63 al Teatro La Mama. Tengo mucha curiosidad de ver homenaje a García Márquez. A lo largo de hora y media, los actores se pasean por las historias coloridas del nobel, logrando recrear el ambiente y los conflictos de algunas de sus obras. Ver la marejada humana que recorre las calles y se goza el teatro callejero, la sorpresa del acto que comienza donde menos se le espera, ah cosa buena y grata.

Hace muchos años, los niños y jóvenes recibían su bautismo teatral viendo a los actores ambulantes que con sus carpateatros recorrían el país en busca de espectadores.Aquí en Guaduas disfruté en varias ocasiones las puestas en escena de estos actores rebuscadores que con un repertorio melodramático alimentaban los sueños de gentes ansiosas de presenciar obras sentimentales, asociadas con asuntos religiosos-El Mártir del Gólgota-; o con temas filiales y amorosos-Genoveva de Bravante, historia de un niño alimentado por una loba-. Todavía recuerdo la emoción y las lágrimas que caían sin permiso en estas representaciones.

Luego, en los años 70, periodo álgido de luchas populares, el teatro se politizó y los grupos recorrieron el país mostrando obras en las que había un afán por mostrar la injusticia, el despojo, la falta de democracia en nuestro país. En Guaduas, vimos a Paco Barrero con una obra cuyo nombre olvidé, long play teatral en el que realizaba un viaje crítico por la historia de Colombia.

¿Qué tiene el teatro que cala hondo en todos los sectores sociales? Especulo que la cercanía física con los actores y el escenario crea un ambiente propicio para la empatía. Las historias que se muestran nos envuelven y nos invitan a mirarnos en profundidad. Incluso el teatro espectáculo posee el encanto de la seducción de la mirada: contorsiones, danza, malabares, ingenio del cuerpo para narrar lo sensible.

Espero que en la XV SEMANA DE LA CIENCIA Y LA CULTURA SAMPERINA logremos mostrar un evento teatral que continúe una tradición local: cientos de personas que acuden al colegio a gozar y sufrir con las historias que se despliegan ante nuestros ojos.











1 comentario:

  1. Dago, a mí también me gusta disfrutar de los festivales de teatro de Bogotá. Si bien durante todo el año Bogotá tiene una nutrida programación de teatro, durante la época de festival la gente concurre en masa a alimentar el espíritu con las historias que se escenifican en las tablas. Lo que más me gusta es ver cómo las calles aledañas a los teatros se colman de personas provenientes de otras ciudades y regiones generando un ambiente variopinto y multicultural.

    Ojalá que el entusiasmo por el teatro persista, pues como usted bien lo dice, las artes escénicas tienen una magia particular.

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