MENTIRAS  EN TIEMPOS DE INTERNET

No digan mentiras, era la sentencia grave del profesor  en aquellas mañanas de clases y vara, con tiza y tablero de fondo. La mentira se asumía como un pecado grave, peor que el robo. Pronto aprendimos que el profesor también mentía, que en nuestras casas se mentía, así que solo quedaba la apariencia.

Todo el mundo miente. Las personas mienten sobre cuántas copas bebieron antes de volver a casa. Mienten sobre la frecuencia con que van al gimnasio, el precio de sus zapatos nuevos, el haber leído tal libro. Dicen que están enfermas cuando están sanas. Dicen que llamarán cuando no lo harán. Dicen que el problema no es el otro cuando sí lo es. Dicen que te quieren cuando no es así. Dicen que son felices cuando están deprimidas. Dicen que les gustan las mujeres cuando en realidad les gustan los hombres, escribe Seth Stephen en uno de los capítulos de su libro "Todo el mundo miente" (Irene  Hernández Velasco, BBC).

Seth es un analista de datos que analiza el comportamiento humano por medio del "big data". De acuerdo con sus investigaciones, " solo hay alguien a quien no mentimos nunca, alguien ante quien nos desnudamos y nos mostramos realmente como somos: Google".

Búsquedas numerosas sobre racismo, homosexualidad, incesto, infidelidad, homofobia, violencia  forman parte de los millones de consultas que se realizan diariamente y que manifiestan actitudes y tendencias consideradas censurables  e incorrectas políticamente.

Cuenta Seth que su interés por este tema surgió a raíz de un discurso del presidente Obama sobre el racismo y la necesidad de dar el salto hacia una sociedad post racial. "Sin embargo, me sorprendió la cantidad de búsquedas racistas en ese contexto que se hacían en Google: búsquedas sobre chistes de negros,  búsqueda con la propia palabra "nigger (insulto racial que en español equivaldría a decir negro en forma despectiva) Y todo eso mientras Obama predicaba lo contrario".

A pesar de que muchos hombres han decidido declarar su homosexualidad, un buen número decide mentir sobre su condición sexual, por tabú y por temor al escarnio y el castigo: 

Por ejemplo en Mississippi, uno de los estados menos tolerantes hacia los gay, hay menos hombres que se declaran gay que en otros estados, pero sin embargo el número de búsquedas de pornografía gay es prácticamente el mismo que en los estados mas tolerantes hacia la homosexualidad. De hecho, la pregunta que mas googlean las mujeres respecto a sus maridos no es "¿Me está engañando mi esposo?" sino  "¿Mi marido es gay"? y esas preguntas se concentran especialmente en lugares  como Mississippi, donde ser gay es especialmente difícil.

 
Las búsquedas en la aparente intimidad de los hogares muestra que una preocupación de muchos hombres tiene que ver con el tamaño de su pene: "por cada mujer que se interesa por hacer una búsqueda en Google sobre el tamaño del pene de su pareja, los hombres hacen 170 búsquedas sobre su órgano sexual". Sin embargo, "muchas mujeres se quejan  a través de Google del tamaño del pene de sus parejas, dicen que es muy grande y que les hace daño. Así que algunos hombres, je, je, deberían buscar en Google cómo empequeñecerse el pene".

Nada nuevo hay bajo el sol, nos dice el Eclesiastés. Lo que cambia es la dimensión de las búsquedas y las posibilidades infinitas y los recursos inacables de la información en la red. Allí, en la selva electrónica, los seres primitivos afilamos nuestras garras y nos disponemos a dar rienda suelta a nuestras pulsiones primitivas, las que  dan placer y sentido a nuestra existencia. Y que nos coma el coco.