PLACERES DEL ESTÓMAGO Y DEL CORAZÓN
Una diferencia notable entre las familias antiguas y las contemporáneas se localiza en un espacio doméstico: la cocina: "crecí en una familia que giraba en torno a la comida. Recuerdo que era mágico sentarme a la mesa blanca con sillas naranja de la cocina, a ver a mi mamá picando, mezclando, oliendo y probando sus creaciones y pócimas". En cambio, en el agite de la vida contemporánea, "el domicilio es el rey" (Margarita Bernal, ¡A cocinar!, El Tiempo).
No voy a asumir una prédica insulsa acerca de la importancia de cocinar en casa, pues se bien que es misión fallida. En cambio, comparto la propuesta de Margarita Bernal:
Cocinar es una terapia, ayuda a desconectarse, a pensar en cosas amables, positivas y divertidas. Propongo: comenzar preparando mínimo un plato al mes como meta y que implique prender la estufa y/ o el horno, picar ingredientes, abrir el vino favorito, tener una rica receta e invitar a un grupo de amigos y familia a cocinar juntos. Hacer de esto un hábito, un rico plan.
Entre los recuerdos que permanecen por siempre está el de la casa familiar, espacio lleno de vivencias amorosas a la que siempre se regresa. Los mejores sabores, eso nos parece, surgen de la cocina de la casa, sazonada con el encuentro, la conversación y el deleite absoluto de platos hechos con el mejor ingrediente: el amor.
¿Cuál es la mejor comida? la que se prepara en casa, sin duda. Para quienes tuvieron y tienen el privilegio de comer en familia, el cerebro reserva un espacio memorioso lleno de fórmulas y sazones, de rituales cuya esencia la brindan las amorosas recetas acumuladas en la experiencia espontánea de manos generosas y diestras. Lo bello de esta práctica estriba en la repetición de las preparaciones por parte de los hijos, los sobrinos, la familia extensa. Allí, en un rinconcito, la autora-casi siempre-de tamaño regalo, discreta, sonriente, porque no hay vivencia mas plena que "ver a quien amas comiéndose algo que hiciste con tus manos".
Tan hermoso como caminar por el campo, tan refrescante como bañarse en la quebrada o en el río, tan diversa y sorprendente como una buena lectura es la comida hecha en casa. Que no nos falte nunca, que haya siempre tiempo para compartir un encuentro sazonado con los sabores y olores de alimentos preparados por mujeres y hombres cuyo único propósito era, es- sin saberlo,-brindar las satisfacciones mas grandes a aquellos mas próximos al corazón.
Así que cada vez que planeen una actividad gozosa, incluyan la elaboración de un buen plato en el que todos participan, gozan y alcanzan cotas de felicidad extrema.
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