PROHIBIDO REÍR

La prueba irrefutable del cambio de paradigmas en el mundo contemporáneo se  evidencia en  la desaparición de la risa, como lo señala  Valentín Roma en la entrevista de la revista Letras Libres:

Lo que creo  es  que la risa ha sido sustituida por la moralina. Estamos en un momento donde las historias a veces tienden demasiado rápido a su conclusión moralista. El happy end vuelve bajo una forma de cursilería moralista. Las narraciones hegemónicas y dominantes han incorporado con una facilidad pasmosa una moralidad que consiste en el lacito moral. Y en eludir otro tipo de sentimientos más brutos. Yo la risa la asocio a una especie de brutalidad. Y para mí eso es innegociable a la hora de explicar la historia de una clase social o de un país. No comprendo que esa brutalidad, que puede ser una forma de nobleza o de goce, no esté presente (La risa ha sido sustituida por la moralina, Letras Libres).

En un mundo show, donde la representación  requiere del soporte de las redes sociales, la ira y la corrección han desplazado a la ironía como maneras de manifestarse en lo público. La ofensa desmedida, el putazo procaz o la hipercorrección desalojan a la mordacidad y a la burla del escenario público, las arrinconan y las convierten en estigma social que hay que reprimir.

Del ingenio de la palabra pasamos a la verborrea de los predicadores y políticos profesionales, llena de moralinas y anatemas, furiosa en el continente y el contenido, desprovista de ideas y abundante en improperios.



Cuentan que George Bernard Shaw y Winston Churchill se detestaban. Cierto día se encontraron y Shaw le dice a Churchill: "le anexo dos tiquetes para la noche inaugural de mi obra teatral. Venga usted con un amigo, si es que tiene siquiera uno". Churchill responde: "No podré asistir a la primera noche de su obra. Iré a la segunda... si es que hay segunda". Muy distinto de "le rompo la cara, marica".



A mi me encanta lo que, según  Miguel Angel Santos,   dijo García Márquez al comienzo de una conferencia: " si alguno se aburre  puede irse, pero por favor,   hágalo  despacito para no despertar a los que están durmiendo".

Reír constituye ejercicio sano y en estos tiempos vale bien evitar la tentación de caer en ofensas y riñas que solo producen angustia. Esta vida, tan complicada, merece una carcajada sonora.

Y para que sonrían un poco, ahí les va esta perla, mejor que el colombianismo: ¿Usted no sabe quién soy yo?:

Un sacerdote, un ministro y un rabino quieren saber quién de ellos es mejor en su trabajo. Se internan en el bosque, encuentran un oso e intentan convertirlo. Más tarde se reúnen los tres. 
—Cuando encontré al oso —dice el sacerdote— le leí el catecismo y lo rocié con agua bendita. La próxima semana hará su Primera Comunión.
—Yo encontré a un oso —cuenta el ministro—, y le prediqué la palabra de Dios. El oso quedó tan sorprendido que me dejó bautizarlo.
Ambos voltean a ver al rabino, quien yace en una camilla rodante, con todo el cuerpo enyesado.
—Pensándolo bien —exclama el religioso—, quizá no debí haber comenzado con la circuncisión.