SOY INFIEL ¿Y TÚ?
Cambian las costumbres a ritmos incensantes. Lo que parecía inamovible ha dejado de ser, arrasado por las nuevas tendencias que imponen maneras diferentes de comunicar, de interactuar, de sentir. Alicia Gallotti, sicóloga argentina, acaba de publicar un libro, Soy infiel, ¿y tú?, basado en entrevistas a mujeres. El Tiempo la entrevistó y afirmó, entre otras opiniones, lo siguiente: Si las mujeres tuvieran relaciones sexuales solo cuando se sienten presas del amor, la mayoría moriría célibe.
Para la sicóloga argentina, no estamos ante una crisis de amor, "... sino de la unión monogámica, que está en una grave crisis, por lo menos como se le consideraba". Y remata: una mujer que tenía la autoestima baja y que le es infiel a su marido puede llegar renovada, reavivar su deseo y su sensualidad, y eso se revierte en su pareja y en la relación.
El libro, que lleva por subtítulo Te quiero pero me acuesto con otros, llegará a Colombia pronto y promete convertirse en best-seller. Gallotti ha publicado además El nuevo kamasutra ilustrado y fue columnista de la revista Playboy durante veinte años.
Libros como estos lo único que hacen es registrar tendencias que se abren paso en la sociedad, a pesar de los deseos y las triquiñuelas de quienes creen poseer la llave del cofre de las buenas costumbres. Tal vez la figura emblemática de las tradiciones superadas por el paso del tiempo es La abuelita, otrora depositaria y transmisora de las tradiciones familiares.
Imagino una escena del siguiente tenor, en la que chocan maneras de ser radicalmente diferentes: la abuela, sentada a manteles con varias generaciones de su familia, preside la cena. Conversa sobre asuntos que "les resbalan" a los más jóvenes, quienes atienden los mensajes de sus teléfonos y tabletas, ajenos al decurso de la charla central. No valen los llamados de atención, las iras desatadas. Navega la abuela por el tema del matrimonio, la fidelidad. Las jovencitas miran con curiosidad antropológica a la señora, y les parece "una lindura" que todavía existan personas como ella. Los adultos, que parecen compartir las reflexiones de la abuela intercambian miradas culpables. ¿Qué tal que la abuela se enterara de las cosas que han pasado en la familia, la separación de fulanito y zutanita, los cuernos que abundan como el invierno, las peleas de gesta que han casado parejas, madres, hijos, esposos, amén del dolor de las separaciones,etc, etc?
Ah, abuelita, siquiera no lee más; mejor dejar que ella piense que el barco navega seguro a buen puerto, y que esa familia que ve con ojos amorosos continúe el agitado rumbo de la vida contemporánea sin su faro .
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