PRENDAS Y APRENDIZAJE
La mujer esculca en su armario. Busca los yines, los ceñidos. La bufanda, las botas, la chaqueta. hoy es un día importante. Se mira al espejo. Esta pinta la hace sentir libre, independiente. Como a él le gusta.
Él la espera. La cita programada con tanta ansiedad. Él la admira porque le parece una mujer independiente. Esa manera de caminar, esa ropa tan especial. Sobretodo sus yines, la bufanda. Ah, las botas, la chaqueta.
Cada encuentro implica para los enamorados una escogencia de la ropa, elección que significa una lectura de la imagen. ¿Descomplicado, serio, formal, desgarbado? Esa impresiòn primera, ese aire tan particular que nos conceden las prendas.
Leo en el Wahington Post que unos científicos de una universidad estadounidense llevaron a cabo una investigaciòn sobre la influencia de la ropa en los procesos cognitivos.Establecieron tres grupos de estudiantes: al primero le pidieron vestir batas blancas de médicos. Al segundo grupo se le entregaron las mismas batas y se le dijo que las prendas eran para uso de estudiantes de arte. Al tercer grupo no se le entregó ninguna prenda. Los resultados fueron sorprendentes:el grupo que creía vestir batas de medicina superó por amplio márgen en los resultados de observaciòn de detalles de una imagen a los otros grupos.
Para los jòvenes de la prueba, los médicos son personas rigurosas, estudiosas; los artistas, en cambio, son diletantes, menos disciplinados. Y las conclusiones mostraron que al llevar prendas asociadas con determinadas profesiones, variaban los resultados.
Curiosa comprobaciòn que nos enseña la complejidad que subyace en los procesos de aprendizaje humanos. Factores asociados al aprendizaje, que modifican los resultados en las pruebas. Voy a desempolvar mi cachaco para usarlo la próxima vez que deba realizar una diligencia en alguna oficina. A ver si con mi pinta de personaje serio, logro que me atiendan bien y a tiempo.
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