COTIDIANIDAD Y ENIGMAS
Todas las mañanas al salir el sol, el mundo repite el concierto ruidoso de los acontecimientos variados que definen la dinámica propia de las sociedades insertas en él, asignándoles una patente de normalidad. Aquí o en Cafarnaúm se realizan los actos sociales que mueven a tirios y troyanos, con diferencias de estilo, motivación, horarios, jerarquías. La normalidad. El mundo de la cotidianidad. el que transcurre a diario, tan evidente que pasa desapercibido y nunca es motivo de cuestionamiento.
Para Wislawa Szymborska, "El concepto de mundo ordinario no existe para mí. Cuanto mas sabemos de él, tanto mas enigmático se torna y la vida que en él existe se nos revela como una extraordinaria anomalía cósmica". Solo basta con detenernos a mirar la manera como está organizado el mundo, la forma como explotamos la naturaleza, los propósitos de las naciones para sospechar que aquello denominado normalidad es una palabra de conveniencia, un rótulo incómodo.
Comparto la idea de Szymborska, la vida es enigmática, con un componente que define la historia de la humanidad: enigmática e injusta. Por lo mismo, cada día suceden hechos en los cuales la bondad, el sacrificio, la generosidad y la solidaridad campean entre la codicia, la rapiña, el despojo. Que una persona se quite el pan de la boca para cedérselo a otros, recorra cientos, miles de kilómetros para buscar mejores condiciones de vida para su familia, trabaje de sol a sol para producir el pan diario son muestras elocuentes de lo enigmática que es la vida.
A mí me impresiona un asunto: vivimos montados en un globo que gira en el espacio, apenas un punto irreconocible en la galaxia, invisible mas allá de la vía láctea y nos proclamamos los amos del universo, los reyes de la creación, la especie soberana. Enigmático y absurdo. Despreciamos a las demás especies, destruimos los recursos naturales, acabamos con las fuentes de agua y usamos fuentes de energía dañinas. Todo por el crecimiento que implica el hambre voraz por aquello que debería cuidarse con esmero.
Aferrados a la estabilidad aparente, vivimos entre la duda de saber de donde venimos, qué somos, a dónde iremos. Innúmeras religiones ofrecen respuestas que nos trasladan a otros mundos- paraísos donde las contradicciones se acaban y el ser humano vive a plenitud, junto a Dios.
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