¿Cómo reaccionarías si alguien te dijera que existe una cafetería en la que es posible regresar al pasado? En mi caso, no dudaría en ir corriendo a ese lugar. Pero, siempre los peros. Existen algunas reglas para poder realizar el viaje al pasado: "la primera establecía que, si volvías al pasado, únicamente podías encontrarte con una persona que ya hubiera estado en esa cafetería...La segunda "establecía que, aunque viajaras al pasado, por mucho que te esforzaras, el presente no cambiaría...Pero eso no es todo: para volver al pasado, debes sentarte en una silla en concreto de de la cafetería, de la cual no puedes moverte mientras estés allí y finalmente, debes regresar antes de que se te enfríe el café" (Antes de que se enfríe el café, Toshikazu kawaguchi, Plaza Janés).
Con estas condiciones, leemos 4 historias:
"1. Novios: la historia de una chica separada del chico con quien tenía pensado casarse. 2. Marido y mujer: la historia de un hombre que ha perdido la memoria y de su enfermera. 3. Hermanas: la historia de una hermana que huye de su casa y de otra que come mucho. 4. madre e hija: la historia de la embarazada que trabaja en esa cafetería".
Empecé la lectura de la novela con cierto escepticismo, el cual fue desbordado por un afán de conocer el trasfondo de las vidas de personajes con historias tan parecidas a las nuestras. En el fondo, la lectura se convirtió en un diálogo conmigo mismo, una exploración acerca de los significados que se arman en nuestra interacción con personas y acontecimientos a lo largo de nuestra existencia.
Existen relatos cuya virtud radica en confrontarnos con nuestras propias dudas y deseos, con las ansias y esperanzas que se tejen en el periplo enredado de la existencia. ¿Qué sentirías si el ser a quien amas empieza a perder su memoria y tú te conviertes en alguien desconocido? ¿serías capaz de afrontar el riesgo de morir con tal de dar a luz a tu hijo? ¿esperarías algunos años a tu amor, porque ha viajado a otro país a trabajar? Todas estas situaciones generan dudas, que se espera resolver con un viaje al pasado en la novela de Toshikazu. En la última historia, el viaje se realiza al futuro.
Relatos como este nos invitan a preguntarnos por ese océano de interrogantes que surgen de nuestras interacciones con otros. ¿De verdad me amó? ¿debí haber tomado a una decisión distinta de aquella que me alejó por años de mi familia? ¿valió la pena la ruptura total con mis amigos? ¿fue una buena decisión salir de mi pueblo y ausentarme durante tantos años? ¿cómo resarcir el daño por palabras y acciones que causaron dolor a un ser querido?
Si desean embarcarse en historias tan provocativas, los invito a leer "Antes de que se enfríe el café".
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