LA DISTANCIA SOCIAL

Los brotes de enfermedades colectivas- epidemias, pandemias- generan cambios en las costumbres de las personas. Hoy, por causa del coronavirus, la distancia social ha adquirido relevancia al punto de mandar al cuarto de los trebejos los  besos, abrazos, saludos de mano,  palmaditas  y establecer límites  entre los hablantes. Pero, ¿ cómo ha funcionado  este ritual a lo largo de la historia en relación con la moda?

Einav Rabinovitch escribió un divertido artículo, "la moda en la historia y la distancia social"(The Conversation)."Como historiadora que escribe sobre los significados sociales y políticos del vestuario, sé que la moda puede jugar un papel importante en el proyecto de distanciamiento social, ya sea que el espacio creado ayude a resolver una crisis de salud o a alejar a los pretendientes molestos".

Las máscaras han jugado un papel importante para establecer distancias:" La moda también demostró ser útil durante epidemias pasadas, como la peste bubónica, cuando los médicos llevaban máscaras puntiagudas con forma de pájaro como una forma de mantenerse alejados de los pacientes enfermos".

En el pasado, mantener la distancia entre géneros, clases y razas, nos cuenta Rabinovitch, "era un aspecto importante de las reuniones sociales y la vida pública. El distanciamiento social no tenía nada que ver con el aislamiento o la salud; se trataba de etiqueta y clase. Y la moda fue la herramienta perfecta".

Un ejemplo destacado de la moda y la distancia son las crinolinas de la época victoriana: "Si bien los orígenes de esta tendencia se remontan a la corte española del siglo XV, estas voluminosas faldas se convirtieron en un marcador de clase en el siglo XVIII. Solo aquellos lo suficientemente privilegiados para evitar las tareas domésticas pueden usarlos; necesitabas una casa con suficiente espacio para poder moverte cómodamente de una habitación a otra, junto con un sirviente que te ayudara a instalarla. Cuanto más grande sea tu falda, mayor será tu estado".

Estas prendas, que  ayudaron a "mitigar los peligros de la viruela y el cólera, también pudieron ser un peligro para la salud: las crinolinas se prendían con el fuego".

A medida que las faldas se fueron angostando, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, "los sombreros grandes y, lo que es más importante, los alfileres de los sombreros, que eran agujas de metal afiladas que se usaban para sujetar los sombreros, ofrecían a las mujeres la protección contra los acosadores que las crinolinas alguna vez dieron".

Seguramente esta pandemia  alterará costumbres y modas, "pero por ahora- nos dice la historiadora-   parece muy probable que todos sigamos usando pijamas".