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sábado, 26 de octubre de 2024



LITERATURA  Y REGUETÓN: ELLAS QUIEREN PLACER

Encuentro en la literatura y el arte un campo inagotable de sorpresas, de maneras de percibir y vivir el mundo, de descubrir tendencias  en todos los órdenes, bajo el tapete multicolor de las diversas manifestaciones  artísticas. Las notas sentidas y los versos con sabor a absoluto de los boleros, las baladas y los tangos nos muestran la pátina que ocasiona el paso del tiempo. Versos en los que se expresa con hipérboles magistrales una visión del amor que vuela alto, una ternura, un sentimiento que rodeado de velos oculta, enmascara el deseo. La mujer es el objeto de los anhelos y los reclamos masculinos, siempre en clave heterosexual, y aun en las frases doloridas de un despecho la mujer es un ser pasivo y malévolo, causante de las tragedias de los hombres.

A mí me encantan los boleros, esa cátedra musical de figuras literarias al servicio de la expresión masculina del amor: "los aretes que le faltan a la luna/los tengo guardados, para hacerte un collar", " esta tarde vi llover, vi gente correr/ y no estabas tú", "no puedo verte triste, porque me mata/ tu carita de pena, mi dulce amor", "que se quede el infinito sin estrellas/ o que pierda el ancho mar su inmensidad/ pero el negro de tus ojos que no muera/ y el canela de tu piel se quede igual", "quiero comprarle a la vida/ cinco centavitos de felicidad/ quiero tener yo mi dicha/pagando con sangre/ y con lágrimas". 


¡ Oh, tiempos de arrebatos pasionales en los que lo divino y lo terrestre  se amangualaban para expresar con poesía el amor patriarcal herido en su orgullo por seres menores cuya únicas virtudes eran la belleza y la traición! De los millones de versos mojados por las lágrimas de varones de pelo en pecho no queda nada, nadita de nada. Apenas la nostalgia hipócrita, pues sabemos hoy que esos seres de pelo largo e ideas mas largas han pasado a otro nivel de demandas. Y  si no, que hable el reguetón.

Fuente de molestias y rechazos en un sector de la población, el reguetón ha invadido la escena social y cultural de una amplia zona del planeta. Su disposición rítmica que invita al movimiento deviene una suerte de cópula con énfasis en los roces con el trasero, una actitud de frescura ante el encuentro de los cuerpos y unas letras en las que las frases imperativas ordenan "mételo, papito", "perrea". Lo novedoso estriba en que son las mujeres las que reclaman y ordenan el deseo explícito, la caricia desprovista de atuendos.


Marta Jiménez Serrano, escritora madrileña comenta:

Novelas, relatos, poemas y ensayos contemporáneos invitan a repensar el gozo a través de la forma y el fondo: un ritmo que imita el orgasmo femenino, verbos y sujetos que convierten a la mujer en agente, neologismos líricos que se esfuerzan por capturar el goce femenino, una subversión de los roles… “En el momento en que es ella la que desea —y no solo la deseada— y la que escribe —y no solo la descrita—, es normal que las escenas de sexo se vean modificadas. La mujer solía estar a expensas de lo que quisiera el varón; su deseo había sido condenado. Transmitir deseo sexual explícito a una mujer era una ofensa; ahora, es halagador. No hemos cambiado solo nosotras, ha cambiado todo(El País).

   









SUJETO DE AMOR SEXUAL EMANCIPADO, ARRIBA ABAJO, ACTIVO PASIVO, FEMINISMO DEL GOCE(LUCIANA PEKER)

Reivindicación de la mujer deseante: cómo las escritoras están cambiando la mirada sobre el sexo, MARÍA OVELAR, EP





 opina Marta Jiménez Serrano (1990, Madrid), cuyo último libro, No todo el mundo (Sexto Piso), ofrece un caleidoscopio en 14 relatos de voces que gozan y sufren en el amor.

La identidad de las mujeres ha sido moldeada por el sistema heteropatriarcal: en el amor, para ser deseable a la mujer se le ha exigido ser buena, guapa, silenciosa, cuidadora y sacrificar el deseo en beneficio de la mirada masculina. Ser adicta al amor y olvidarse del deseo. Enseñanzas inculcadas no solo en la familia, sino también en la literatura, donde ha primado el romanticismo y la fantasía de la salvación: la princesa Disney rescatada por el hombre. “Lo que es norma o imperativo externo se incorpora a la subjetividad, convirtiéndose en ideal que moldeará el deseo”, escribe la psicoanalista Nora Levinton en su tesis doctoral, publicada como libro de ensayo por la Editorial Biblioteca Nueva en el año 2000. Con tanta tradición libresca firmada por hombres condicionados por una cultura represiva con el placer femenino, no solemos ser libres en lo que somos y deseamos ser. Como demostró la argentina Luciana Peker en el ensayo Sexteame, amor y sexo en la era de las mujeres deseantes (2020), da igual lo que queramos: las mujeres deseantes dan miedo y muchos hombres se niegan a ceder su hegemonía. Porque el placer es poder. Pensarlo y escribirlo permite reapropiarse del cuerpo y alcanzar una identidad emancipada. El yo sexual no es innato ni adquirido, sino que se construye dinámicamente. “Se reestructura en cada contexto específico por formas de la fantasía, conscientes e inconscientes, públicas y privadas. Por ejemplo, la lesbiana o queer están definidos por una producción deseante que no solo sería autónoma respecto del varón, sino que implicaría una producción diferente de referentes y de significados, de un mundo (otro)”, insiste la socióloga Fefa Vila.


En esta genealogía de mujeres que conforman su deseo y, por lo tanto, su identidad, Fefa Vila recuerda, entre otras, a precursoras como Virginia Woolf y Gertrude Stein. “Son sujetos políticos de su narración, y se apropian y reformulan el contexto político que habitan”, opina. Y subraya que todas ellas fueron “sujetos excéntricos”, lesbianas, bisexuales, capaces de problematizar la mirada masculina, la heterosexual y heteropatriarcal. Como ocurre en la cultura queer. “La producción de la lesbiana representa la posibilidad de acceso a una sexualidad y a una nueva economía libidinal que no es falocéntrica, lo que nombra un mundo diferente y genera posibilidades de redefinir lo político”, asegura la también ensayista.


Sobre el placer femenino pesa la culpa: por ejemplo, de la masturbación femenina no se hablaba ni en público ni en privado, y muy poco en literatura. Escribir de prácticas como la autosatisfacción contribuye a que la mujer se reapropie del cuerpo y, por lo tanto, la convierte en propietaria de su psique. A través de nuevas imágenes, reflexiones y metáforas, la mujer va conformando el yo.

En La hija de Marx, las mujeres se masturban y controlan su caudal erótico. Abundan las escenas rupturistas: el resultado, con sus campos semánticos del mar, sus escenas lésbicas, sus metáforas y su ritmo más cercano al orgasmo femenino que al masculino, está a años luz de la monotonía. Todo es ágil. Todo huye del falocentrismo: ellas son dueñas de sus cuerpos y lo que importa es su mirada, no la de los hombres. “A la erótica escrita por hombres la caracteriza la repetición y la eyaculación. El ritmo es ascendente. Mi idea fue buscar alternativas y contestar a Las edades de Lulú [1989], donde la mujer vuelve a ser liberada por el hombre”, afirma Obligado. A pesar de que supusiera un revulsivo que un cuerpo no legitimado escribiera sobre sexo, casi 35 años después, salta a la vista que, en Las edades de Lulú, Almudena Grandes mantiene una visión heteropatriarcal y falocéntrica. “La emancipación de la imaginación es muy lenta. Sería una trampa esperar que pudiese surgir un sujeto emancipado de un día para otro”, avisa Sara Torres.

sábado, 19 de octubre de 2024

 


 DE MASCOTAS Y SOCIEDAD

Leo en un post una nueva expresión, "familia interespecie", para referirse a aquellas personas que deciden adoptar un animal como compañía en vez de un bebé- Imagino que debe ser palabra proscrita en el Vaticano-.  Este asunto de la familia se complica cada vez mas y se reclaman nuevas relaciones basadas en el género, la ruptura del modelo nuclear(madre, padre, hijos) y la irrupción de formas de convivencia que van desde hogares colectivos en los que la noción de familia implica a todos sus residentes, familias que comparten tareas y labores en conjunto, familias que comparten ciertas labores, pero mantienen su hogar nuclear, matrimonios de tres, parejas del mismo sexo, relaciones amorosas en las que cada miembro de la pareja convive aparte, relaciones de pareja abiertas. Todo un mosaico de posibilidades que cuestiona las normas establecidas en códigos y normas sociales. 

Como seres humanos mantenemos relaciones particulares no solo con las personas sino con los objetos. Ese mueble viejo que todos quieren botar, menos su dueño, porque le aporta seguridad, confianza; el coche que se estima en mejor forma que cualquier relación con alguien. Amar a un animal, a otro animal, es costumbre vieja, convertida hoy en forma preferida para reemplazar a los hijos. 

Camino por un parque y observo a perros y a sus dueños apoderados del espacio. Muchos, responsables,  recogen los excrementos de los canes; otros, desgraciados, se hacen los pendejos, así que caminar por un parque parece una carrera de obstáculos en las que hay que evitar los túmulos dejados por animales convertidos en las estrellas del lugar; sé,  y ojalá que mi deseo se convierta en realidad, que algún día no lejano los perros serán reemplazados por perros robots con inteligencia artificial y los perros naturales y sus  dueños se quejarán de la inhumanidad de seres que depositan sus afectos en objetos antinaturales. ¡Habrase visto!



sábado, 5 de octubre de 2024



 ¿PODEMOS ELEGIR LO QUE NOS CONVIENE?

Pregunta Alejandro Cencerrado: ¿somos  realmente capaces de elegir lo que más nos conviene en un mundo de infinitas opciones? Responde el periodista:  " lo que sabemos que debemos hacer para ser felices raramente coincide con lo que queremos hacer. .. nuestros cerebros no están diseñados para encontrar la felicidad duradera, sino para satisfacer placeres inmediatos (La crisis existencial de nuestro siglo: estamos perdiendo el control de nuestras vidas por culpa de las redes sociales? , El País).

Dado que las redes sociales  son fuente de entretenimiento e información, han desplazado medios tradicionales como la prensa escrita y la televisión para dominar el tiempo, la atención y los intereses de sus usuarios, que se cuentan por millones:

A los algoritmos de TikTok, Instagram o Twitter no les importa nada si pasamos tiempo de calidad con nuestras familias o si votamos bien informados, lo único que quieren es que pasemos el mayor tiempo posible en sus plataformas, y lo hacen cada vez mejor.



¿Votamos y consumimos con base en un análisis mesurado, autónomo? En realidad, no. Nuestros temas e intereses provienen siempre de la imposición velada de algoritmos manejados por compañías ávidas de dinero:" Si hoy Elon Musk decide hoy inundar nuestros muros de vídeos de inmigrantes delinquiendo, 354 millones de usuarios verán eso mismo, y mañana tú acabarás hablando con tu cuñado sobre menores extranjeros acompañados aunque ni tú ni él hayáis conocido nunca a ninguno. En un mundo en el que tenemos toda la información en la palma de la mano, el verdadero problema se ha convertido en saber a qué prestamos nuestra atención".

Kamo No Chomei se retiró a sus cincuenta años a un lugar alejado del bosque y allí construyó una cabaña de tres metros cuadrados para él, con sus libros, su instrumento musical y las enseñanzas de Buda. 

Cada época nos trae retos nuevos para los cuales no tenemos respuestas y balbuceamos cual niños confundidos. Lo cierto es que una dosis de crítica y acción se requiere para asumirnos como humanos autónomos. El desafío consiste en pausar nuestras relaciones con las nuevas tecnologías, en identificar y descartar la avalancha de mensajes atronadores que nos conducen a los caminos trazados por el gran capital.

De cómo asumamos esta irrupción avasallante de las nuevas tecnologías depende el bienestar nuestro como seres humanos que compartimos el planeta con otras especies.