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sábado, 5 de octubre de 2024



 ¿PODEMOS ELEGIR LO QUE NOS CONVIENE?

Pregunta Alejandro Cencerrado: ¿somos  realmente capaces de elegir lo que más nos conviene en un mundo de infinitas opciones? Responde el periodista:  " lo que sabemos que debemos hacer para ser felices raramente coincide con lo que queremos hacer. .. nuestros cerebros no están diseñados para encontrar la felicidad duradera, sino para satisfacer placeres inmediatos (La crisis existencial de nuestro siglo: estamos perdiendo el control de nuestras vidas por culpa de las redes sociales? , El País).

Dado que las redes sociales  son fuente de entretenimiento e información, han desplazado medios tradicionales como la prensa escrita y la televisión para dominar el tiempo, la atención y los intereses de sus usuarios, que se cuentan por millones:

A los algoritmos de TikTok, Instagram o Twitter no les importa nada si pasamos tiempo de calidad con nuestras familias o si votamos bien informados, lo único que quieren es que pasemos el mayor tiempo posible en sus plataformas, y lo hacen cada vez mejor.



¿Votamos y consumimos con base en un análisis mesurado, autónomo? En realidad, no. Nuestros temas e intereses provienen siempre de la imposición velada de algoritmos manejados por compañías ávidas de dinero:" Si hoy Elon Musk decide hoy inundar nuestros muros de vídeos de inmigrantes delinquiendo, 354 millones de usuarios verán eso mismo, y mañana tú acabarás hablando con tu cuñado sobre menores extranjeros acompañados aunque ni tú ni él hayáis conocido nunca a ninguno. En un mundo en el que tenemos toda la información en la palma de la mano, el verdadero problema se ha convertido en saber a qué prestamos nuestra atención".

Kamo No Chomei se retiró a sus cincuenta años a un lugar alejado del bosque y allí construyó una cabaña de tres metros cuadrados para él, con sus libros, su instrumento musical y las enseñanzas de Buda. 

Cada época nos trae retos nuevos para los cuales no tenemos respuestas y balbuceamos cual niños confundidos. Lo cierto es que una dosis de crítica y acción se requiere para asumirnos como humanos autónomos. El desafío consiste en pausar nuestras relaciones con las nuevas tecnologías, en identificar y descartar la avalancha de mensajes atronadores que nos conducen a los caminos trazados por el gran capital.

De cómo asumamos esta irrupción avasallante de las nuevas tecnologías depende el bienestar nuestro como seres humanos que compartimos el planeta con otras especies.

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