De todos los órganos de nuestro cuerpo, hay uno que merece igual reputación que el cerebro, el corazón, el hígado, los riñones, los pulmones. Me refiero a la lengua, esa pieza colorada y flexible sin la cual no es posible articular los sonidos. Con su forma de espada, siempre húmeda y laboriosa, la lengua representa el contacto directo con el mundo exterior y el interruptor perfecto para abrirle la puerta a la imaginación.
Dijo Lao Tse: los dientes son mas fuertes que la lengua, pero se caen primero. Es decir, que la lengua es como la caña que se bambolea ante el embate del viento. Tiene que ser así, ya que si fuera rígida perdería la ductilidad que la hace potente. Asumo que en el proceso evolutivo la lengua adquirió la elasticidad para afrontar las peripecias de un mundo que pide a gritos la palabra.
Son tan variadas las funciones de la lengua, que el amor y la pasión dependen de ella. ¿Acaso hay evidencia mas palpable que el beso con lengua lleno de mensajes sensibles cuyo gestor es ese órgano juguetón? ¿Hay acaso caricia mas explosiva que la que deposita el amante en el sexo de ella? ¿hay recorrido mas intenso que el de la lengua que recorre el cuerpo?
¿Quién no ha caído rendido ante los sabores que perciben las papilas gustativas y que nos conducen al reino inacabable de la buena mesa? Es la lengua conquistadora de territorios diversos donde imperan las mezclas exquisitas que hacen del condumio uno de los mas grandes placeres. La lengua hace de traductora de la alquimia presente en los manjares del mundo.
Lengua como sustento material del lenguaje, lengua como medio para comunicar, expresar, interpretar el corpus de una comunidad. Abrimos la boca y está por llegar una tormenta o la bonanza. Un mercader le pide a su cocinero que compre los ingredientes para la mejor comida del mundo. El cocinero cumple la orden y le prepara un plato: -¿lengua?- pregunta sorprendido el mercader. El cocinero le explica que la lengua une a las personas, con ella nos entendemos. -Entonces, prepárame ahora el peor plato, ordena el mercader. El cocinero va al mercado, prepara la comida y el mercader se sorprende: ¿lengua? -Sí, responde el cocinero. - La lengua es fuente de todos los males, las calumnias y las mentiras- .
Lengua querida, te saludo y agradezco tu versatilidad, tu radar siempre atento a captar las emociones, los sabores y la ternura que se deriva de tu magia húmeda.
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