LA BELLEZA
Definir la belleza es tarea difícil cuando se trata de poner en palabras algo que está metido en nuestras sensaciones mas íntimas, en nuestras emociones recónditas. Allí está, indiferente, sin esperar nada del observador. Así que la belleza depende de la manera como nuestro ser clasifica y juzga el paso del mundo, en un balance entre las emociones y la razón.
Existe una belleza que nace del interés de convertirla en producto, del cual emanan cremas, afeites, prendas, objetos con los cuales asumimos un lugar en una jerarquía social. Estrategia para nominar una belleza cuyo valor reside en el sello de distinción que otorga a quien la consume. Una marca exclusiva de un producto, un viaje denominado exótico, una tendencia.
Como seres sociales, poseemos un rango de elementos comunes que compartimos para la vida en común. De allí se derivan nociones sobre lo feo y lo bello, lo agradable y lo que repugna. Una educación abierta que desde niños nos señala lo propio y lo extraño, lo bueno y lo malo, lo perfecto y lo defectuoso, la ubicación en un escalafón, los gestos y actitudes para movernos en el escenario social.
A partir de allí, se producen las rupturas, los desvíos, las búsquedas que amplían nuestras percepciones sobre la belleza. Algo que no sé explicar cómo llega, no lo sé, y permanece por siempre. Tal vez fue un comentario suelto, la confesión de un gusto, una pasión, una lectura, algo que observamos sin querer, un relato que nos descubre las geografías misteriosas del mundo; ha nacido así una estética que se ha nutrido del mercado persa en el que reinan el caos y la belleza.
Esas desviaciones, en mi caso, me han conducido a un entramado de relaciones, temas, hechos, objetos a los que considero bellos; en particular, la belleza desperdigada en la cotidianidad de la vida social y que se traduce en las explosiones sonoras, visuales, olfativas, gustativas, táctiles que componen un grupo, una comunidad. Dicho de otra manera: la cultura que por carecer de pergaminos se denomina cultura popular. Otro camino es el del arte, tan rico y variado en sus expresiones y que nos permite disfrutar a Frida khalo, a Botero, A Monet, a Jacanamijoy, a regocijarnos con el cine, el teatro y la música- siempre presente en nuestras vidas-, a sorprendernos con el ingenio y el arte de los artesanos, a maravillarnos ante el recurso infinito de la palabra escrita y hablada, a extasiarnos con un atardecer, con el cauce sereno de una quebrada.
Avanza un bus de transporte intermunicipal por carreteras solitarias y al voltear en un recodo del camino, aparece ella. La casita a la vera del camino, humilde, con un jardín esplendoroso, lleno de flores y plantas que la hacen digna de un cuadro de Monet. Mas adelante, el monte pleno, lleno de verdor, como si fuera un cuadro de Jacanamijoy.
La belleza está en nuestras cabezas, se forma con las múltiples interacciones sociales, está en la raíz de la existencia, asume maneras liberadoras y opresivas, cambia con el tiempo, nos causa sensaciones inefables, nos ofrece la posibilidad de creer que es posible un mundo mejor.
La belleza debe ser natural, es ese valor que le damos a lo que vemos y admiramos: la belleza de una mujer desnuda y sin maquillaje,cuando contemplamos un paisaje y admiramos el conjunto de montañas, animales, un rio,eso hace que podamos verlo y disfrutemos de su belleza, un cuadro de Picasso a simple vista lo contemplamos pero cuando entramos en su profunda belleza, ahy empieza la fascinación de lo que nos quiere trasmitir, hay personas que sin conocerlas mucho emanan una belleza interior. A mi forma de ver la belleza es algo agradable, bonito y admirable.
ResponderEliminarIndiscutiblemente belleza...
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