LA COCINA ES CONVIVENCIA
Una consecuencia del aislamiento ha sido la relación particular que se ha establecido con la cocina en los hogares. De la premura y la simpleza de las comidas rápidas se ha pasado a un retorno a costumbres centradas en la preparación de platos tradicionales, de recetas novedosas, con la novedad del compartir las tareas, la conversación y la risa.
Paloma Díaz-Mas acaba de publicar un libro en España, "El Pan que Como", en el que plantea cuestiones como "los países que se toman la gastronomía en serio pueden entenderse mejor" y " la gastronomía o los hábitos alimentarios son el resultado de una serie de influencias a lo largo del tiempo. Eso se puede decir de cualquier país, región, ciudad, grupo humano..Rastrear un poco esas influencias es también rastrear nuestros orígenes"(Paloma Díaz-Mas: cocinamos mas para Compartir, El País).
La cocina representa una avanzada de la resistencia contra prácticas asociadas con la esclavitud moderna: jornadas laborales extendidas, tiempos agobiantes en vehículos para ir al trabajo, pérdida de conquistas laborales, reducción de los tiempos para compartir en familia. Así que leamos lo que nos dice Paloma Díaz-Mas:
Cocinamos para compartir. A las personas que viven solas, les cuesta muchísimo cocinar. Cocinar para uno solo es un rollo, es muy aburrido, demasiado esfuerzo para tan poco resultado. Las personas que viven solas acaban comprando la comida preparada. Tendemos a comer acompañados y a compartir la comida. Convivium era como se llamaba en latín un banquete y de ahí viene la palabra convivencia. Los que conviven son los que comen juntos fundamentalmente. Comer es un acto de convivencia.
A propósito de la cocina guaduera, existe una tradición centenaria de sabores, platos y personajes que vale la pena recuperar e impulsar, como otro componente atractivo de la cultura local. ¿Y a tí, qué plato de la cocina guaduera te trae gratos recuerdos y profundas ansias de probar?
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