FREDERICK R. BURNHAM: UNA VIDA DE AVENTURAS
Cayó a mis manos un libro exquisito, "El Increíble viaje de las Plantas", escrito por Stefano Mancuso, "autoridad mundial en el campo de la neurobiología vegetal" y poseedor de un encanto extraordinario para narrar la enorme diversidad y complejidad de las plantas. Así que voy a compartir uno de sus relatos, por parecerme sorprendente. El fragmento se denomina "Hipopótamos en Luisiana" y cuenta la vida del mayor Frederick R. Burnham:
Nació en una reserva de los indios dakota, de padres misioneros.Cuando todavía iba en pañales, sobrevivió a un ataque de los sioux del jefe Pequeño Cuervo durante la guerra dakota de 1862. A los doce años llegó solo a California, donde trabajó como mensajero a caballo para la Western Union Telegraph Company. A los catorce años, era ya un rastreador experto en seguir las pistas de los indios en las guerras apaches. Participó en una expedición cuyo fin era capturar o asesinar a Gerónimo. Participó en la guerra de Pleasant Valley. Aprendió a disparar con ambas manos y a lomos de un caballo al galope...
En 1893, convencido de que el Oeste americano se había convertido en un lugar demasiado apacible, partió con su esposa y su hijo hacia África del sur con la intención de unirse a los pioneros británicos de Matabelelandia(más tarde conocida como Rodesia). Mientras recorría a pie, con su mujer y su hijo, los mil seiscientos kilómetros que separan Durban de Matabelelandia, estalló la guerra entre los británicos y los matabeles del rey Lobengula. Se enroló y se convirtió en héroe nacional de Inglaterra...
Participó en el descubrimiento de numerosas minas de cobre y fue elegido miembro de la Real Sociedad Geográfica. En 1896, participó en la segunda guerra matabele, durante la cual conoció a Robert Baden- Powell, con quien proyectó una organización que vería la luz una década más tarde: los boy scouts. Regresó a los Estados Unidos al enterarse de la guerra de Cuba, pero llegó tarde...
En 1900, estaba explorando la región de Klondike cuando recibió un telegrama en el que se le pedía que participase como jefe de exploradores de los británicos en la segunda guerra bóer; Burnham no se hizo esperar y salió disparado de la ciudad de Klondike a Ciudad del Cabo, en el otro extremo del globo. Durante el conflicto, pasó la mayor parte del tiempo tras las líneas enemigas saboteando puentes y vías férreas. En dos ocasiones lo capturaron y las dos veces escapó. Lo hirieron de gravedad, pero sobrevivió. Fue invitado a cenar con la reina Victoria, cuyo hijo, Eduardo, lo nombró mayor del ejército británico. ..Combatió en la primera guerra mundial. Realizó tareas de contraespionaje. Encontró petróleo en California. Se hizo rico...
En resumidas cuentas: no cabe duda de que el mayor Burnham era toda una leyenda en Estados Unidos. Por eso, cuando en 1910, junto con el senador por Luisiana, Robert Broussard, trató de convencer al Congreso estadounidense para que diera luz verde a la importación de hipopótamos, nadie lo tomó por loco. Al contrario, parecía una idea genial: importar hipopótamos desde África para criarlos en los ríos y pantanos de Luisiana con el fin de que se comieran los jacintos de agua y, de paso, produjeran la carne que tan desesperadamente necesitaba Estados Unidos por entonces.
Debo decir que existen seres -es mi caso- cuyas vidas son muy sedentarias, poco dadas a las grandes aventuras. Por eso nos fascinan historias como las de Frederick Burnham.
Debo decir que existen seres -es mi caso- cuyas vidas son muy sedentarias, poco dadas a las grandes aventuras. Por eso nos fascinan historias como las de Frederick Burnham.
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