LA MUDANZA(0 EL TRASTEO)
A Mayo
Cada vez que decidimos cambiar de residencia, nos enfrentamos a la actividad mas tensionante y desagradable: el trasteo. Por la razón que sea, un día decidimos movernos a un nuevo espacio y surge una tarea titánica entre las rutinas familiares: empacar los objetos que han definido nuestra existencia hogareña durante algún tiempo.
En alguna parte leí que el pueblo que mas se traslada en el mundo es el estadounidense, en promedio cambian de lugar 8 veces en su vida. Se vive un tiempo en un lugar, crecen las raíces y un día cualquiera, a volar. El mundo que se ha construido pierde los cimientos, la costumbre creada con el paso de los días tiembla ante el agite de las velas de la nave que nos conducirá a nuevos lugares.
Aparte de empacar y mover, el reto mayor consiste en deshacerse de los objetos que hasta ahora nos parecían habitantes eternos de la casa. "cuadros, figuras de recuerdo, fotos, papeles que llevaban años olvidados al fondo de los cajones, la inercia de la acumulación a lo largo de los años, cosas que no sabía que había guardado o de las que no me acordaba, dibujos coloreados de cuando mis hijos eran pequeños, telegramas del tiempo en el que todavía se mandaban telegramas, tampoco hace tanto, pilas gastadas, cargadores de aparatos electrónicos obsoletos y perdidos, , de cámaras de fotos que no hemos vuelto a usar, llaves que no sé qué puertas abrían...(Un Andar solitario entre la Gente, Antonio Muñoz Molina, 2018).
Mudarse significa reinterpretar las historias de vida de los que allí habitan. El viejo equipo de sonido, regalo de un amigo, visto ahora es nostalgia e incomodidad. Ese vestido que fue en su momento objeto de atención apasionada de aquel viejo amor y que ahora, desteñido y triste, pareciera pedir un indulto. Se miran los muebles y las marcas que exhiben nos rememoran historias y sucesos que tambalean ante la circunstancia inevitable del cambio. La duda metódica: ¿Guardar o botar? ¿Ser de nuevo con todos los objetos o reducirlos al máximo y alistarse para la nueva aventura?
Cuando el camión cargado con los chécheres inicia el nuevo viaje, queda atrás la huella de un relato inconcluso. Adelante, otra historia, de final abierto.
Mudarse es avenirse a la aventura, mudarse es dejar jirones de piel y reconocer que de raíces y de ramas se compone nuestra existencia.
En alguna parte leí que el pueblo que mas se traslada en el mundo es el estadounidense, en promedio cambian de lugar 8 veces en su vida. Se vive un tiempo en un lugar, crecen las raíces y un día cualquiera, a volar. El mundo que se ha construido pierde los cimientos, la costumbre creada con el paso de los días tiembla ante el agite de las velas de la nave que nos conducirá a nuevos lugares.
Aparte de empacar y mover, el reto mayor consiste en deshacerse de los objetos que hasta ahora nos parecían habitantes eternos de la casa. "cuadros, figuras de recuerdo, fotos, papeles que llevaban años olvidados al fondo de los cajones, la inercia de la acumulación a lo largo de los años, cosas que no sabía que había guardado o de las que no me acordaba, dibujos coloreados de cuando mis hijos eran pequeños, telegramas del tiempo en el que todavía se mandaban telegramas, tampoco hace tanto, pilas gastadas, cargadores de aparatos electrónicos obsoletos y perdidos, , de cámaras de fotos que no hemos vuelto a usar, llaves que no sé qué puertas abrían...(Un Andar solitario entre la Gente, Antonio Muñoz Molina, 2018).
Mudarse significa reinterpretar las historias de vida de los que allí habitan. El viejo equipo de sonido, regalo de un amigo, visto ahora es nostalgia e incomodidad. Ese vestido que fue en su momento objeto de atención apasionada de aquel viejo amor y que ahora, desteñido y triste, pareciera pedir un indulto. Se miran los muebles y las marcas que exhiben nos rememoran historias y sucesos que tambalean ante la circunstancia inevitable del cambio. La duda metódica: ¿Guardar o botar? ¿Ser de nuevo con todos los objetos o reducirlos al máximo y alistarse para la nueva aventura?
Cuando el camión cargado con los chécheres inicia el nuevo viaje, queda atrás la huella de un relato inconcluso. Adelante, otra historia, de final abierto.
Mudarse es avenirse a la aventura, mudarse es dejar jirones de piel y reconocer que de raíces y de ramas se compone nuestra existencia.
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