EL MURALISMO Y LA OTRA HISTORIA
Esa atracción incontrolable a lo largo de la historia humana por convertir las paredes en murales que expresan diversidad de temáticas y estilos: consignas políticas, mensajes amorosos, amenazantes, arte callejero. En Guaduas existe una tradición muy particular: la apropiación de paredes de entidades públicas para plasmar murales alusivos a la historia patria: Antonio Nariño, Policarpa Salavarrieta, los comuneros, facetas de historia de la independencia, los prohombres del municipio y de Colombia.
La intención de los murales apunta a registrar hechos de la historiografía nacional que han servido de símbolos de identidad, en un municipio patrimonio histórico y arquitectónico de Colombia. La financiación de los murales se logra con el apoyo del municipio, personas, empresas y negocios locales.
¿Qué ha ocurrido en la actualidad con los referentes históricos que durante tanto tiempo alimentaron los imaginarios de los colombianos y sentaron las bases de la identidad nacional? A partir de los años 80 del siglo pasado, la globalización económica y cultural se tomó el mundo y las tecnologías digitales permitieron la comunicación sin fronteras. Los nuevos referentes de identidad se transformaron para dar paso a tribus urbanas sin arraigo en el espacio, y la hegemonía del consumo surgió como factor clave para comprender las nuevas maneras de ser y estar en el mundo.
Creo, además, que los prohombres de la independencia perdieron valor en sociedades cada vez mas diferenciadas. El carácter homogéneo de la sociedad que imperó hasta finales del siglo XX estalló en el aire y nuevos referentes de identidad desbordaron las fronteras geográficas. Además, un sentido de elitismo y exclusión alejó a las sociedades de los referentes tradicionales de identidad.
No desconozco la intencionalidad subyacente en una política de divulgación de valores históricos para una comunidad que aspira a hacer de su pasado un plus para el desarrollo del turismo. Sin embargo, en la realidad no existen políticas integrales de inversión y promoción turística, ni se invierte en la conservación de monumentos y casas de gran valor histórico y patrimonial. Se caen el Convento de la soledad, el edificio Murillo Toro, se cayó a pedazos la casa donde vivió este último.
Adolfo Bravo, el muralista, ha puesto su granito de arena y ha plasmado los hechos y personajes de la historia oficial. Su último trabajo me sorprendió gratamente: un gran mural dedicado a la selección Colombia de fútbol. En Guaduas, Raúl Olarte encargó a Andrés una serie de pinturas para ser ejecutadas en las paredes de su casa, con imágenes de personajes revolucionarios: María Cano, Marx, Lenin, Mao, Ignacio Torres Giraldo y muchos otras figuras destacadas del movimiento político y sindical de Colombia y del mundo. A diferencia de los murales de Bravo, el énfasis se pone en la iconografía política revolucionaria.
Hoy se estilan nuevas maneras de plasmar los universos sociales e individuales: el grafiti se ha tomado las paredes de las urbes y artistas como Banksy transforman el arte callejero, dotándolo de nuevos significados, mas acordes con sociedades multiculturales.
Si de murales se trata, prefiero imaginar murales en los que aparecen mujeres cuyas vidas fueron una combinación de sacrificio y de sueños: Ana Rosa Leyton, Celedonia Cárdenas, Eva de Martínez, Julia Zambrano, tantas mujeres ejerciendo su autonomía en territorios donde reinaban los machos; representar la historia de los diversos grupos sociales, las luchas reivindicativas, la movilidad y las migraciones, las culturas juveniles, los procesos sociales asociados con la explotación del petróleo y la apertura de vías, la riqueza de sabores, la fiesta. Darles color a los de abajo.
La otra historia.
La intención de los murales apunta a registrar hechos de la historiografía nacional que han servido de símbolos de identidad, en un municipio patrimonio histórico y arquitectónico de Colombia. La financiación de los murales se logra con el apoyo del municipio, personas, empresas y negocios locales.
¿Qué ha ocurrido en la actualidad con los referentes históricos que durante tanto tiempo alimentaron los imaginarios de los colombianos y sentaron las bases de la identidad nacional? A partir de los años 80 del siglo pasado, la globalización económica y cultural se tomó el mundo y las tecnologías digitales permitieron la comunicación sin fronteras. Los nuevos referentes de identidad se transformaron para dar paso a tribus urbanas sin arraigo en el espacio, y la hegemonía del consumo surgió como factor clave para comprender las nuevas maneras de ser y estar en el mundo.
Creo, además, que los prohombres de la independencia perdieron valor en sociedades cada vez mas diferenciadas. El carácter homogéneo de la sociedad que imperó hasta finales del siglo XX estalló en el aire y nuevos referentes de identidad desbordaron las fronteras geográficas. Además, un sentido de elitismo y exclusión alejó a las sociedades de los referentes tradicionales de identidad.
No desconozco la intencionalidad subyacente en una política de divulgación de valores históricos para una comunidad que aspira a hacer de su pasado un plus para el desarrollo del turismo. Sin embargo, en la realidad no existen políticas integrales de inversión y promoción turística, ni se invierte en la conservación de monumentos y casas de gran valor histórico y patrimonial. Se caen el Convento de la soledad, el edificio Murillo Toro, se cayó a pedazos la casa donde vivió este último.
Adolfo Bravo, el muralista, ha puesto su granito de arena y ha plasmado los hechos y personajes de la historia oficial. Su último trabajo me sorprendió gratamente: un gran mural dedicado a la selección Colombia de fútbol. En Guaduas, Raúl Olarte encargó a Andrés una serie de pinturas para ser ejecutadas en las paredes de su casa, con imágenes de personajes revolucionarios: María Cano, Marx, Lenin, Mao, Ignacio Torres Giraldo y muchos otras figuras destacadas del movimiento político y sindical de Colombia y del mundo. A diferencia de los murales de Bravo, el énfasis se pone en la iconografía política revolucionaria.
Hoy se estilan nuevas maneras de plasmar los universos sociales e individuales: el grafiti se ha tomado las paredes de las urbes y artistas como Banksy transforman el arte callejero, dotándolo de nuevos significados, mas acordes con sociedades multiculturales.
Si de murales se trata, prefiero imaginar murales en los que aparecen mujeres cuyas vidas fueron una combinación de sacrificio y de sueños: Ana Rosa Leyton, Celedonia Cárdenas, Eva de Martínez, Julia Zambrano, tantas mujeres ejerciendo su autonomía en territorios donde reinaban los machos; representar la historia de los diversos grupos sociales, las luchas reivindicativas, la movilidad y las migraciones, las culturas juveniles, los procesos sociales asociados con la explotación del petróleo y la apertura de vías, la riqueza de sabores, la fiesta. Darles color a los de abajo.
La otra historia.
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