LA VIDA LOCA
Leonardo Padura escribió un libro que recomiendo, "El hombre que amaba a los perros", relato excepcional del exilio de Trotsky, el dirigente de la revolución rusa, y la vida de su victimario, Ramón Mercado. Su lectura nos sumerge en las profundidades de los grandes proyectos políticos, que empiezan como utopías y terminan convertidas en pesadillas. Millones de muertos por caprichos de los dirigentes, persecuciones políticas, asesinatos selectivos y la pérdida de la libertad. En suma, una distopía.
Este mundo de rocío/mundo, como es/de rocío/ y con todo..., dice un haiku de Issa. Leo en el Espectador (Mariana Escobar): "Ángela Escudero, de Dosquebradas, reconstruye un rancho, levanta platanales, siembra yuca, cuenta anécdotas a carcajadas, y así calma la pena de que en su calle le hayan matado al tercero de sus cinco hijos, a Pedro Alfonso Escudero Giraldo, mientras ella veía las parodias de Jaime Garzón en la pantalla". Tantas historias de vida en todo el mundo, hechos que son epopeyas anónimas, acciones temerarias para salvar a alguien, a la familia, labores comunitarias para mejorar las condiciones de vida. Razón y emoción: solidaridad.
El presupuesto de gastos militares de cualquier superpotencia alcanzaría para sacar de la pobreza a toda la población en esa condición y los dineros que se invierten en investigación para asuntos de estética permitirían ofrecer educación de calidad a la población del tercer mundo. Millones de personas sobreviven con menos de un dólar diario. En Dubai, funcionan hoteles con tarifas de mas de 20 millones de pesos por noche en una habitación. Lo doloroso es que aceptamos la injusticia como un sino y en cambio nos afectamos por los vaivenes sentimentales de un ídolo mediático.
Vuelvo a Jodorowsky: "siempre pretendemos situarnos como observadores distantes de un fenómeno supuestamente externo cuyos mecanismos deben ser nítidamente delineados. En la mentalidad "chamánica", este problema ni siquiera se plantea. No hay ni sujeto observador ni objeto observado, sólo está el mundo, sueño hormigueante de signos y símbolos, campo de interacción en el que confluyen fuerzas e influencias múltiples".
Solo está el mundo, sueño hormigueante de signos y símbolos. La racionalidad esquiva las trampas que le tiende la vida y explaya un discurso perfecto, el que se desploma ante la evidencia contundente: el inconsciente, las conexiones cerebrales y la genética forman el coctel explosivo que bebemos ingenuamente, creyendo que la coherencia verbal de las ideologías nos pavimentará el camino de la existencia.
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