REGALOS DE NAVIDAD
Como ya pasó el Black Friday y no caí en la tentación de gastarme lo que no tengo, voy a contarles los regalos que me voy a a conceder- autorregalos- en esta navidad y mis deseos para el año 2018:
Caminatas por parajes conocidos y nuevos, travesías cuyo valor radica en la belleza dispuesta en los paisajes y las gentes.
Fotografías de paisajes naturales y humanos, registro de momentos reveladores del movimiento incesante de la vida.
Libros a granel, para deleitarme con las literaturas del mundo, en especial las de las periferias:África, Asia, América latina. Por supuesto, las crónicas, los ensayos, los cuentos.
Películas. Historias de horror y esperanza, amor y odio, extremos que se tocan, generosidad, entrega, oportunismo, avaricia, toda la condición humana en la pantalla grande - o en la no tan pequeña del tv-.
Sonrisas a granel. Y carcajadas. Con el humor ácido, irónico y juguetón de los amigos.
Las mañanas luminosas de Guaduas, con el acompañamiento de tantas aves posesionadas de árboles y cuerdas de luz, ejecutando su concierto primoroso.
Cuando se pueda, empacar los bártulos y partir a algún lugar nuevo- o conocido-, en busca de nuevos aires.
Explorar sin pausa la complejidad del mundo, la inteligencia expresada en planteamientos novedosos, en ese oficio inasible que consiste en comprender y explicar. Y para variar, dejarme llevar por las historias fascinantes de seres humanos que viven epopeyas anónimas.
Momentos conmigo mismo -hola soledad-, para exorcizar mis demonios y hechiceras, para realizarle un cateterismo al espíritu, calmar las angustias y temores, descubrir caminos poco transitados e insuflar aire a mis pulmones y a mi cerebro.
Momentos de ternura y risas con mi familia.
Visitar Nuquí, la Reserva natural Nukak, la serranía de Chibiriquete, la Sierrra Nevada. Perderme en cuanto pueblo se me aparezca.
Jugar con los niños de la familia, llevarlos al río, al monte, darles las primeras nociones de educación para la vida, enseñarles a nadar, a observar con delicadeza y curiosidad la naturaleza, leerles, regalarles dosis ingentes de serendipia para observar y descubrir la belleza y la complejidad de la cotidianidad.
Desterrar el pesimismo extremo, amansar la tristeza, mantener el gusto por la vida.