COMIDA CHATARRA, SABORES LOCALES, PLACER E IDENTIDAD
"La pinta es lo de menos, vos sos un gordo bueno, alegre y divertido, sos un gordito simpaticòn", cantaba Palito Ortega allà por los años setenta del siglo pasado, y miles de jóvenes se divertían repitiendo este estribillo, que causó sensaciòn en todo el continente americano.
Para el New York Times, los gorditos de América Latina tienen mucho de qué preocuparse, pues "un análisis de los registros corporativos, estudios e informes gubernamentales hecho por el New York Times-así como entrevistas a docenas de nutricionistas y expertos en salud del mundo- revelan un cambio enorme en la manera como se produce, distribuye y publicitan los alimentos en gran parte del globo. El cambio, dicen muchos expertos en salud pública, está contribuyendo a nuevas epidemias de diabetes y enfermedades del corazón, enfermedades crónicas que se alimentan con altas tasas de obesidad en lugares que lucharon contra el hambre y la malnutriciòn hace apenas una generación"(How big business got Brazil hooked on junk food, Andrew jacobs and matt Richtel, NYT).
De acuerdo con la investigación, las estrategias de venta de las grandes compañías han logrado penetrar en territorios tradicionalmente ajenos al consumo de comida chatarra, "generando un nuevo tipo de malnutrición en el que un cada vez mas elevado número de personas están demasiado gordas y desnutridas". Y a este problema también contribuyen factores genéticos, ingresos crecientes, urbanización y vida sedentaria.
¿Por que gustan tanto los paquetes y las bebidas saborizadas? las grandes compañìas de alimentos desarrollan investigaciones y estrategias de mercadeo para que los sabores sean dulces y atractivos al paladar, con componentes químicos que imitan a la perfección sabores naturales-papas, plátanos-. Y el público infantil y juvenil concentra la mayor atención de estas empresas. Se produce una uniformizaciòn del gusto y el sabor artificial es el rey de la mesa.
No exalto la figura delgada como modelo virtuoso de la sociedad contemporánea. Al igual que con los productos de consumo, también existe un imperialismo estético, forjado en las grandes metrópolis, que impone una figura única, delgadìsima, con el cabello liso, nariz aguileña, tipo modelo de pasarela. Mi inconformidad apunta a rechazar productos de laboratorio cargados de azúcar y químicos que en nada contribuyen a la salud y al bienestar de las personas y , además, matan la riqueza cultural presente en las cocinas nativas.
Leo un epígrafe en el libro de Wade Davis, "Los Guardianes de la Sabiduría Ancestral": "Quiero que las culturas de todas las tierras del mundo soplen con libertad absoluta a través de mi casa. Pero me niego a ser barrido por cualquiera de ellas. Mahatma Gandhi". En el artículo del NYT, un efecto demoledor de la presencia de las grandes compañías multinacionales ha sido la desaparición paulatina de productos nativos y una homogeneizaciòn del consumo basado en la comida chatarra. En vez de frutas y jugos, gaseosas; en vez de productos cocidos, paquetes y cajas en las que lo único autentico es el nombre impreso en la envoltura.
Por qué razón las tiendas escolares son los espacios de los paquetacos y de las bebidas edulcoradas? Ojalà llegue el día en que los padres de familia atiborren las loncheras de sus hijos con frutas, jugos y productos caseros. Asì podríamos comenzar a marcar estilos de vida mas saludables y placenteros y dotar a los paladares de los chicos con el gusto por alimentos locales, al igual que por otros productos extranjeros distintos de la comida chatarra.Y cuando se quieran alcanzar las cimas de los sabores magistrales, un sancocho, un ajiaco, un viudo de pescado, una bandeja paisa, para citar unos pocos,son mejores, mas saludables que cualquier producto hecho en laboratorio, muy bien envuelto y carente de variedad, provocación, deleite.
Existen maneras diversas de existir en el planeta, diferentes lenguas para comunicar y expresar la riqueza material y espiritual de los pueblos; en suma, maneras distintas de interactuar en la sociedad. Uniformizar la existencia en aras del consumo desaforado significa la manera mas rápida de acabar con la "topografía del espíritu", como nos advierte Davis en su libro.
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