EL BOSQUE NO VISTO
A Marcela, la brujita
James Gorman, periodista de la sección de ciencia del New York Times, relata el encuentro con David Haskel, biólogo evolucionista de la Universidad del Sur en Estados Unidos, a quien entrevista a propósito de la publicación de su libro " The forest unseen: a year´s watch in nature". La lectura del artículo reafirmó la convicción que expresé al comienzo del post, en relación con el valor que representa el medio natural no solo para nuestra supervivencia sino con respecto al alimento del alma, el que nos pone en relación directa con el universo.
"Puedes vivir una vida perfectamente feliz sin haber oído hablar de Shakespeare", dice Haskell, "pero tu vida, en cierta forma, se reduce, ya que hay tanta belleza allí". Periodista y biólogo caminan por el bosque de madera dura a la orilla de la meseta de Cumberland y escuchan el canto de las cigarras.
Cuenta Haskell que cada 13 años las cigarras de pantano desatan su coro ensordecedor después de haber estado bajo tierra mucho tiempo: "Estas tipas han estado alimentándose de las raíces durante 13 años. Y es el resultado de 13 años de productividad del bosque la que estalla a todo volumen".
Nos cuenta el periodista que Haskell "quería contar la historia de la ecología del bosque y también refrescarse él mismo con una clase de meditación sobre la historia natural, en oposición a la investigación científica con un propósito específico". Armado con binoculares, lupa y una libreta de apuntes, "se sentó, y miró y escuchó".
Mandala es el nombre que el profesor Haskell escogió para el pedazo de bosque seleccionado para sus observaciones: "el nombre Mandala fue inspirado por las pinturas de arena hechas por monjes budistas. Al describir su composición, escribe el profesor, la totalidad del universo es visto a través de este pequeño círculo de arena". El ojo atento del observador le permite comprender "el balance entre el conflicto y la cooperación en el bosque". Y añade: "El Mandala no es un banquete que espera la llegada de sus invitados, sino un buffet maligno de platos envenenados de los cuales los herbívoros agarran los bocados menos mortíferos".
Señlala Gorman que Haskells "...piensa como un biólogo, escribe como un poeta, y le da al mundo natural la clase de apertura que uno espera de un monje zen, más que la de un científico orientado por sus hipótesis".
Issa, el poeta japonés, escribió un haiku que expresa de manera sutil el encuentro del hombre con la naturaleza:
Hasta mis mismos pies,
¿cuándo llegaste,
caracol?
Me encantó eso de que "Puedes vivir una vida perfectamente feliz sin haber oído hablar de Shakespeare", dice Haskell, "pero tu vida, en cierta forma, se reduce, ya que hay tanta belleza allí"... A cuántas cosas se puede aplicar la misma idea,Lic.?
ResponderEliminarPaola
Cierto, Paola. Hoy conversé con una exalumna, maría fernanda- y me dijo que siempre recordaba una canción que algún dia escuchamos en el salón de clase-la mere- en ritmo de jazz. la chica está ahora encarretada con el jazz y me contó que había escrito un texto sobre Louis amstrong. Me emocioné muchoy le agradecí haber compartido conmigo esta experiencia.
ResponderEliminarMe gustó el libro. Es ameno y muy interesante como divulgación de ecología del bosque.
ResponderEliminarHe escrito una entrada sobre los capítulos de invierno:
http://losarbolesinvisibles.com/el-bosque-que-no-se-ve-invierno/
Y otra reciente sobre la primavera:
http://losarbolesinvisibles.com/el-bosque-que-no-se-ve-primavera/
Un libro para disfrutarlo.
Recomiendo de manera especial la siguiente direcciòn:
ResponderEliminarsm :http://losarbolesinvisibles.com/el-bosque-que-no-se-ve-invierno/
se leen allì textos de una gran belleza sobre la naturaleza, la sensibilidad humana y la sorpresa que reporta su compleja interacciòn. de