OTRA CARA DE AFGANISTAN
El Atlantic publicó una serie de fotografías sobre la vida cotidiana en Afganistán, mostrando facetas diferentes de las noticias diarias sobre la guerra.
En la foto de arriba, una mujer limpia la maleza junto a un tanque soviético.
Los personajes de esta foto corresponden a una etnia discriminada que realiza los oficios más indeseables. A pesar de todo, encuentran momentos para la alegría.
Dos niñas afganas que estudian en un centro educativo. A pesar del acoso y las agresiones de los talibanes, se ha ampliado el número de niñas que acceden a la educación.
Un grupo de niños juega a la salida de la escuela. En todas partes, los niños son la luz que ilumina de alegría la cotidianidad.
Mirta Aguirre publicó hace algunos años un artículo, "300 días en Afganistán" en la revista El Malpensante. Allí cuenta sus experiencias como Médica sin fronteras. Entre las cosas que narra, una en especial me llamó la atención: miles de refugiados afaganos regresan a sus aldeas después de haber sido desplazados por la guerra. Ni los peligros, ni la pobreza ni las condiciones adversas inmpiden a estas personas regresar a sus hogares, donde las condiciones de vida son, muchas veces, peores que las de los campos de refugiados.
Pienso que estas nuevas generaciones de chicos que van a la escuela encuentran un mundo diferente al que imponen a sangre y fuego los talibanes. Por primera vez en mucho tiempo, niñas y niños se sientan en los bancos de las escuelas a aprender en condiciones de igualdad.
Que no se acaben esas sonrisas. Nada más hermoso que el desfile diario de niñas y niños con sus maletas a cuestas, temprano en la mañana, rumbo a la escuela.
pegamouLa alegría de tantas personas marginadas en tantos aspectos en este mundo es como una flor hermosa que crece en medio de la maleza... resplandece.
ResponderEliminarPaola