DE PLANTAS Y OTRAS HIERBAS
Nos cuenta Michael Murder que a partir del 1 de enero de 2012, "el Código Internacional deNomenclatura Botánica abandona el requisito de describir en latín las especies recién nombradas y lo reemplaza por afirmaciones descriptivas en inglés"(El malpensante 129,abril de 2012). Significa lo anterior que una tradición centenaria desaparece y se impone una nueva, la de la lengua imperial dominante.
Lejanos están los días cuando los estudiantes de Colombia memorizaban los nombres en latín de plantas tropicales, envueltos en el halo misterioso que les otorgaba la lengua de la Roma imperial. Ya no se usa elaborar herbarios vehementes y la botánica ha sido reemplazada por la biología en los pénsumes escolares. Pareciera que el afán de armar muestras de plantas y flores correspondió a una época en la que el mundo era por siempre y la obligación de los seres humanos consistía en repetir aquello que ya había sido establecido de manera definitiva.
Para Marder, "Aparte de unos pocos entusiastas, el público sigue siendo bastante indiferente frente a las plantas, que si bien estimulan la imaginación poética y artística, no estimulan nuestro intelecto, y mucho menos producen respuestas morales como la indignación que suscita el sufrimiento animal". Todavía está fresco en la memoria el paseo anual que se realizaba por navidad a los alrededores de Cucharal y San Joaquín en Guaduas para talar los arbustos y arrancar el musgo y los quiches que servirían de adorno al pesebre.
Por estos días se ha agitado un debate sobre si el mundo contemporáneo ofrece más y mejores oportunidades de vida y si la violencia, comparada con otras épocas, ha disminuido de manera significativa.Publicaciones de sicólogos, genetistas, historiadores revisan las estadísticas y argumentan que la humanidad ha alcanzado niveles de convivencia nunca antes vistos. Desde mi óptica, no hay duda de que se ha avanzado a pasos gigantescos en el control y prevención de las enfermedades, las condiciones sanitarias son inmensamente mejores, las oportunidades de disfrutar de la cultura y la educación han aumentado en el globo y los hábitos alimenticios han contribuido a prolongar las expectativas de vida de la humanidad.
De igual manera, una conciencia planetaria revisa prácticas consideradas normales en la sociedad: las corridas de toros, las riñas de gallos y de perros son cuestionadas y muchas legislaciones las prohiben o limitan. Para Marder, "...el repensar la relación con las plantas no sólo es un asunto ético sino de supervivencia de todas las especies y todos los reinos del planeta como un todo".
La voracidad de las multinacionales para explotar los recursos naturales constituye la amenaza más grande a la existencia de la humanidad. Son incontables las regiones donde se han extinguido especies animales y vegetales, se han agotado las fuentes de agua y ha surgido un paisaje desértico.Por tal razón, muchas comunidades rechazan la explotación desaforada de sus recursos y plantean formas diferentes de entender nuestra relación con la naturaleza.
No está lejano el día en que nuestra sensibilidad considerará sin ambages a la naturaleza como nuestra amiga mas entrañable, aquella sin la cual no podemos vivir:
A la sombra de los cerezos en flor
personas del todo extrañas
no hay ya.
ISSA
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