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domingo, 18 de agosto de 2024




DESDE EL BALCÓN VECINO 

En algún lugar del sur de España, se erige un convento de clausura. Una familia muy creyente decide entregar a su hija de siete años para que se convierta en monja. Cierto día, una mujer compra una casa frente al convento. Viuda, ha decidido trasladarse a un lugar tranquilo. Todos los días mira con admiración el jardín del convento. Alguien le cuenta que en el claustro venden unos bizcochos  deliciosos. El domingo siguiente la mujer se dirige al convento a comprar algunas de las colaciones que allí se ofrecen. Para comprarlas debe ubicarse frente a una ventana en la cual se ha instalado un torno. Pide algunas, deposita el dinero, gira el torno y  recoge el pedido. 

Cada domingo la mujer va al convento a comprar las colaciones. Así entabla una amistad con la monja que atiende a los clientes. La mujer el confiesa que todos los día mira desde su balcón el jardín del claustro. Pasa mucho tiempo. Un día en que la mujer se encuentra arreglando su casa, alguien toca a la puerta. Ella la abre y frente a ella, una mujer anciana, vestida con el traje de la congregación. La monja la saluda  y le dice: -usted me aseguró que cuando yo necesitara un favor, no dudara en pedírselo, así que vengo a solicitarle algo-. La mujer le responde que por supuesto, ni mas faltaba. La monja se arma de valor: - quiero que me permita ver el jardín desde su balcón-.


Esta historia la leí en El País de España y por parecerme muy hermosa y cargada de significados decidí escribirla y compartirla con mis lectores. 

4 comentarios:

  1. Luz Mila Ávila Jiménez19 de agosto de 2024, 10:09

    Qué bella anécdota . Creo que tiene un profundo mensaje para la vida. Podemos pasar la existencia sin reconocer todo lo bello de nuestro ser integral .

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