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sábado, 29 de junio de 2024

 



LA LENGUA

De todos los órganos de nuestro cuerpo, hay uno que merece igual reputación que el cerebro, el corazón, el hígado, los riñones, los pulmones. Me refiero a la lengua, esa pieza colorada y flexible sin la cual no es posible articular los sonidos. Con su forma de espada, siempre húmeda y laboriosa, la lengua representa el contacto directo con el mundo exterior y el interruptor perfecto para abrirle la puerta a la imaginación.

Dijo Lao Tse: los dientes son mas fuertes que la lengua, pero se caen primero. Es decir, que la lengua es como la caña que se bambolea ante el embate del viento. Tiene que ser así, ya que si fuera rígida perdería la ductilidad que la hace potente. Asumo que en el proceso evolutivo la lengua adquirió la elasticidad para afrontar las peripecias de un mundo que pide a gritos la palabra.


Son  tan variadas las funciones de la lengua, que el amor y la pasión dependen de ella. ¿Acaso hay evidencia mas palpable que el beso con lengua lleno de mensajes sensibles cuyo gestor es ese órgano juguetón? ¿Hay acaso caricia mas explosiva que la que deposita el amante en el sexo de ella? ¿hay recorrido mas intenso que el de la lengua que recorre el cuerpo? 

¿Quién no ha caído rendido ante los sabores que perciben las papilas gustativas y que nos conducen al reino inacabable de la buena mesa? Es la lengua conquistadora de territorios diversos donde imperan las mezclas exquisitas que hacen del condumio uno de los mas grandes placeres. La lengua hace de traductora de la alquimia presente en los manjares del mundo.


Lengua como sustento material del  lenguaje, lengua como medio para comunicar,  expresar, interpretar el corpus de una comunidad. Abrimos la boca y está por llegar una tormenta o la bonanza. Un mercader le pide a su cocinero que compre los ingredientes para la mejor comida del mundo. El cocinero cumple la orden y le prepara un plato: -¿lengua?- pregunta sorprendido el mercader. El cocinero le explica que la lengua une a las personas, con ella nos entendemos. -Entonces, prepárame ahora el peor plato, ordena el mercader. El cocinero va al mercado, prepara la comida y el mercader se sorprende: ¿lengua? -Sí, responde el cocinero. - La lengua es fuente de todos los males, las calumnias y las mentiras- .

Lengua querida, te saludo y agradezco tu versatilidad, tu radar siempre atento a captar las emociones, los sabores y la ternura que se deriva de tu magia húmeda.

sábado, 22 de junio de 2024

 


LA COTIDIANIDAD

Decimos "lo cotidiano" y lo asociamos con el día a día, aquello que desde nuestro parecer no posee la importancia de lo trascendente. Para Juan Carlos Botero, 

En lo cotidiano está la magia. Es decir, uno siempre cree que lo cotidiano es lo banal, lo trivial, lo intrascendente, pero hay que tener la mirada muy despierta para darse cuenta de que lo cotidiano es un espejismo y una suma de momentos mágicos. En el último cuento el personaje descubre que cada andén, que cada calle cambia según la hora del día, los peatones que van transitando... El mismo espacio va cambiando permanentemente. La cotidianidad y la vida están llenas de opciones y posibilidades de grandes aventuras: unas buenas, unas malas, otras terribles(El Espectador).


¿Por qué nos resulta tan difícil mirar con ojos curiosos la cotidianidad? ¿Qué podemos hacer para asumir de manera distinta la percepción del diario transcurrir ?  La repetición de tareas, los hábitos que van construyendo el camino de nuestros pasos cotidianos nos ponen una venda, nos aplican una calmante que impide observar con curiosidad aquello que ocurre alrededor de nosotros.  Acostumbrados a la rutina, pasamos ciegos ante hechos que demandan habilidades y sensibilidad para conectarlos.

Un elemento común en nuestra cotidianidad resulta ser la agresión, la violencia como fórmula de intercambio. Así que estamos acostumbrados a recibir y dar bofetadas a diestra y siniestra, actitud que cancela cualquier posibilidad de observar el mundo de manera desprevenida y generosa. Anota Botero:

La actitud más necesaria y la más revolucionaria es la decencia. En otros momentos era la lucha. Tenemos que desarmar el corazón, practicar la cortesía, escuchar respetuosamente al otro desde una posición de permeabilidad, tolerancia y autocrítica. Hay que seguir intentando elevar el debate y sacarlo de la cloaca. Tenemos que vernos como hermanos y compatriotas, no más como enemigos”,


Hogar, calle, escuela, sitios de trabajo son espacios imprescindibles para la formación de la sensibilidad. Aprender a escuchar, a observar de manera desprevenida, afinar la sensibilidad que conecta hechos en apariencia distantes requiere de actitudes generosas, mas allá de las demandas inevitables de la supervivencia.


sábado, 8 de junio de 2024



                LA CALLE Y LOS JÓVENES

A una transeúnte

 La calle atronadora aullaba en torno mío/ Alta, esbelta, enlutada, con un dolor de reina/ Una Dama pasó, /que con gesto fastuoso recogía, oscilantes, las vueltas de sus velos,/Agilísima y noble, con dos piernas marmóreas. De súbito bebí, con crispación de loco, /Y en su mirada lívida, centro de mil tornados,/ El placer que aniquila, la miel paralizante Un relámpago. /Noche./ Fugitiva belleza Cuya mirada me hizo, de un golpe renacer. /¿Salvo en la eternidad, no he de verte jamás?

Imagino a Baudelaire, sentado en un café, observando el paso ligero de la mujer, la atención puesta en el movimiento de su cuerpo, sin distracciones,  en algún lugar de París. La calles, torrente de imágenes, sensaciones, experiencia sensorial que nos transporta a  mundos esféricos. La calle ideal, la que nos ofrece crónicas pasajeras de seres, como el de esa mujer, la que motivó el poema de Baudelaire.

Hoy la calle es un lugar azaroso, atravesado por los ruidos y la velocidad  que imprimen los vehículos y las personas, todos a cual mas atentos a los riesgos de un percance o de un asalto. Ese lugar en el que se aprendían los códigos sociales y se adivinaban los entramados secretos de los viandantes, es hoy un escenario infausto en el que la vida se cotiza en monedas de cuero. Son los jóvenes los mas expuestos a sufrir atracos, agresiones, acosos, violaciones, accidentes y se aprende que la vida vale poco, que los sueños se derrumban ante el albur de espacios públicos peligrosos, poco amables en especial con mujeres y ancianos.

Los sueños se quiebran por la violencia de las calles. La joven universitaria a quien asesinan por robarle su celular, el chico apuñalado para robarle su bicicleta, la jovencita víctima del acoso y los toqueteos de un hombre en Transmilenio o en un bus de servicio público, el estudiante a quien le roban su morral con el computador. A la luz del día, en la penumbra, en la madrugada.



Federico García Lorca escribió:

SORPRESA

Muerto se quedó en la calle/ con un puñal en el pecho./ No lo conocía nadie./¡ Cómo temblaba el farol!/ madre. Cómo temblaba el farolito de la calle./ Era madrugada. Nadie/pudo asomarse a sus ojos/ abiertos al duro aire./ Que muerto se quedó en la calle/ que con un puñal en el pecho/ y que no lo conocía nadie.

La calle es el alma de las ciudades. Allí desfila todo el concierto de personajes y circunstancias que modelan el ritmo urbano. Lugar de encuentro, de movimiento, pasarela informal que devela los gustos y tendencias de la moda, los ritmos de los cuerpos, la seducción y los afanes cotidianos. La calle, trampa urbana que siega vidas jóvenes. No hay ahora lugar para el  disfrute de las miradas, la conversación y las risas. Los sentidos se enfocan en observar movimientos sospechosos, en recibir la sorpresa de un raponazo. 


Escribe Catalina Uribe El Espectador:

 La ciudad, la totalidad de lo público, es el lugar en el que los jóvenes pueden crecer, conocer a otras personas, hacer deportes, enamorarse, leer en un café, ir al teatro o al cine, saltar de concierto en concierto, qué sé yo, adelantar esa vida que no se restringe al currículo y que les permite conocerse, descubrir quiénes son de verdad y qué quieren hacer.


sábado, 1 de junio de 2024




LAS FORMAS ALTERNATIVAS DE VIDA

Las formas alternativas de vida representan una opción importante en las sociedades. Ante el discurrir de las normalidades, de la vida que se ha definido de antemano y solo queda ejecutar, alguien, un grupo, decide romper las convenciones. No a la normalidad impuesta: vivir encaramados en un árbol, meditando, como una rama del árbol; encerrados en un monasterio, dedicados a la meditación y la oración o recorriendo desnudos una región, un país, durmiendo donde los coja la noche; un grupo nómada preocupado de hacer daño a los microbios barre el paso por donde transitan, otros buscan la selva para establecer su hogar o eligen vivir en carros adaptados en los que duermen, cocinan y se transportan. 

También son alternativos los que compran una vivienda lujosa en un condominio, aislados del resto por una cerca eléctrica, los que viven en edificios de apartamentos controlados por vigilantes acuciosos. La diferencia no la ponen los raros. Todos somos alternativos a nuestra  manera. 


Estos últimos, los tradicionales, no cuestionan el sistema; son adalides del modelo capitalista y lo que desean es separarse del común de los mortales, ellos, los privilegiados. Los alternativos reniegan de estilos de vida que consideran contrarios a formas de vida mas comunitarias y menos consumistas. La contracultura, que tiene su máxima expresión en los Estados Unidos. 

Allí cohabitan los "hobos", trabajadores migratorios que toman largas vacaciones pero siempre regresan al trabajo; los "tramps", que buscan la forma de no trabajar, solo quieren viajar, desplazarse; Los "bum", no trabajan ni viajan; Los que son desplazados por el sistema y deben rebuscarse la vivienda- en vehículos, parques, refugios, en trenes-, las comunas, personas unidas por un ideal de vida. 


No son nuevas estas formas de vida contraculturales; a lo largo de la historia humana han surgido personas y grupos inconformes con el estado de cosas existente que buscan otras alternativas para vivir de acuerdo con sus ideales. Por otra parte, existen millones de personas en el mundo obligadas a desplazarse y adaptarse a nuevas situaciones por guerras, pobreza, represión. 

Adán y Eva fueron expulsados del paraíso y como castigo se les impuso por mandato divino ganarse el pan con el sudor de la frente. Acaso el castigo mayor haya sido dudar de manera permanente ante lo que significa vivir juntos, de allí la  búsqueda  incansable de paraísos terrenales, tan inasibles como el primer paraíso.