MOTELES Y COVID-19
Ladys García, representante del gremio motelero del Valle de Aburrá informó que mas de 50 moteles solicitaron a la gobernación el permiso para abrir estos lugares, ya que cerca de 4000 familias "dependen del funcionamiento de estos establecimientos". Argumenta Ladys que "nosotros nunca hemos sido foco de contagio. Desde mucho antes de que comenzara la pandemia , nosotros teníamos unos protocolos de bioseguridad, lo que hemos hecho con esta nueva situación es ajustar algunos detalles"(El Espectador).
Considero que la petición- sin dudas, riesgosa- tiene un componente libertario imposible de negar: el derecho a gozar en pleno de las facultades amatorias, afectadas hoy por las prohibiciones de contactos. Este y la prohibición de circular por las calles a los mayores de 70 años- los llamados "abuelitos"- son atentados al libre desarrollo del placer y el bienestar, tan importantes como el desarrollo de la libre personalidad.
Ya que los moteles son espacios donde se da vía libre a todas las sensaciones placenteras que conlleva el sexo, además de ser refugio de aquellos que transgreden las normas de la moral puritana, merecen ser incluidos en la lista de las "excepciones" para el bienestar de todos los que practican el precepto de atender el llamado de las zonas bajas.
Si el Covid-19, que no respeta casta, clase, color, sexo e ideologías, hace de las suyas y contagia a ilustres clientes de moteles, que se les atienda en UCIs de cinco estrellas y si por aciagas circunstancias fallecen, que se les entierre con decreto de honores, salva de veintiún cañonazos y registro en el diario oficial.
Ellos serían los mártires de una causa vieja: el derecho a gozar bajo las sábanas... de un motel.
Considero que la petición- sin dudas, riesgosa- tiene un componente libertario imposible de negar: el derecho a gozar en pleno de las facultades amatorias, afectadas hoy por las prohibiciones de contactos. Este y la prohibición de circular por las calles a los mayores de 70 años- los llamados "abuelitos"- son atentados al libre desarrollo del placer y el bienestar, tan importantes como el desarrollo de la libre personalidad.
Ya que los moteles son espacios donde se da vía libre a todas las sensaciones placenteras que conlleva el sexo, además de ser refugio de aquellos que transgreden las normas de la moral puritana, merecen ser incluidos en la lista de las "excepciones" para el bienestar de todos los que practican el precepto de atender el llamado de las zonas bajas.
Si el Covid-19, que no respeta casta, clase, color, sexo e ideologías, hace de las suyas y contagia a ilustres clientes de moteles, que se les atienda en UCIs de cinco estrellas y si por aciagas circunstancias fallecen, que se les entierre con decreto de honores, salva de veintiún cañonazos y registro en el diario oficial.
Ellos serían los mártires de una causa vieja: el derecho a gozar bajo las sábanas... de un motel.
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