BELLEZA Y DIVERSIDAD
Robin Givhan, periodista ganador del premio Pulitzer y crítico de moda del Washington Post escribió en el National Geographic Magazine una artículo, "The idea of beauty is always changing":
...la definición de belleza se ha expandido continuamente, albergando a mujeres de color, obesas, con vitiligo, con cabello canoso y arrugas. Nos estamos moviendo a una cultura de la belleza de gran tienda. Una en la que todos son bienvenidos. todos son hermosos. La versión idealizada de todos puede ser vista en las páginas de revistas o en las pasarelas de París.
Los "guardianes de la belleza", como los llama la periodista, han soportado los ataques desde todos los ángulos y la propiedad intelectual sobre la belleza ha sido penetrada por los reclamos de grupos y personas que demandan su cuota de reconocimiento en este asunto-un gesto, por cierto, muy de la época-.
La idea de que la belleza es cultural y asume numerosas formas y estilos y depende de percepciones variadas choca con el concepto predominante de los modelos de belleza:
Durante generaciones, la belleza requirió una construcción delgada pero con un seno generoso y una cintura estrecha. La mandíbula debía definirse, los pómulos altos y afilados. La nariz angular. Los labios llenos pero no distraídamente. Los ojos, idealmente azules o verdes, grandes y brillantes. El cabello debía ser largo, grueso y suelto, y preferiblemente dorado. Se deseaba la simetría. La juventud, eso fue evidente.
Ecos de lo que significan los dictados universales de belleza y el repudio a personas destacadas con moldes distintos-Yalitza Aparicio, la actriz de Roma-, se escuchan en muchas partes. Un caudal de voces ofensivas, racistas y elitistas exige la hoguera para personas provenientes de grupos considerados inferiores.Las reacciones han generado un consenso especial:
Hemos llegado a equiparar la belleza con la humanidad. Si no vemos la belleza en otra persona, estamos ciegos a la humanidad de esa persona. Da miedo lo importante que se ha vuelto la belleza. Se dirige al alma de una persona.
Así las cosas, alcanzar la belleza requiere de una actitud, de una posición intelectual y política, a lo cual la industria de la belleza responde de manera estratégica:
La cirugía plástica mejorada, una nutrición más personalizada y efectiva, el florecimiento de la industria del fitness y el aumento de los filtros para selfies en los teléfonos inteligentes, junto con Botox, rellenos y la invención de Spanx, se han combinado para ayudarnos a lucir mejor y obtener un un poco más cerca de verse excepcional. Terapeutas, blogueros, influencers, estilistas y amigos bien intencionados han alzado sus voces en un coro de mantras de positividad corporal: ¡Ve, niña! Tú matas! Yasss, reina! No están acusados de decir verdades duras y de ayudarnos a vernos vívidamente y convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos. Su papel es la elevación constante, para decirnos que somos perfectos tal como somos.
La sensibilidad exacerbada, con razón. El grito, el reclamo a modelos avasallantes, a imposiciones absurdas. La protesta que derriba mitos y la empresa lista a convertir en consumo los reclamos.
Vivimos en tiempos de lo políticamente correcto, por un lado; y de la de pérdida de grandes conquistas sociales, por otro. Correctitud en la forma, angustia ante el despojo.
No es cierto que todos los seres humanos sean bellos. Bien está que se amplíe el enfoque a la diversidad y a la explosión de bellezas resultantes de regiones y grupos sociales diversos. En cada grupo, en cada región, aparecen personas cuya belleza deslumbra y atrae.
El problema estriba en convertir la belleza en una forma de poder, quitarle su valor de uso, comercializarla y convertirla en símbolo de poder y discriminación.
La sensibilidad exacerbada, con razón. El grito, el reclamo a modelos avasallantes, a imposiciones absurdas. La protesta que derriba mitos y la empresa lista a convertir en consumo los reclamos.
Vivimos en tiempos de lo políticamente correcto, por un lado; y de la de pérdida de grandes conquistas sociales, por otro. Correctitud en la forma, angustia ante el despojo.
No es cierto que todos los seres humanos sean bellos. Bien está que se amplíe el enfoque a la diversidad y a la explosión de bellezas resultantes de regiones y grupos sociales diversos. En cada grupo, en cada región, aparecen personas cuya belleza deslumbra y atrae.
El problema estriba en convertir la belleza en una forma de poder, quitarle su valor de uso, comercializarla y convertirla en símbolo de poder y discriminación.